¿A qué sabe el poliestireno expandido condimentado con aceite lubricante? Es una pregunta de un calibre tan absurdo a priori que necesitaríamos de una pregunta equivalente para intentar entender el posible valor que se puede contener en ella. ¿A qué sabe un pimiento para un cyborg? Así entendemos que lo importante no es el sabor sino como el sabor se define a través de un condicionamiento subjetivo. O lo que es lo mismo, la realidad fáctica lo es en tanto también según mi condición esencial. Por esto Absolute Polysics de Polysics sería algo así como el equivalente a comer poliestireno expandido y no intentar entenderlo desde otro punto de vista esencial.
Y es que, como ya nos predicen desde el mismo nombre, este es el disco más Polysics de cuantos adornan su ya prolífica carrera. La actitud punk, los cambios de velocidad intermitentes y ese peculiar estilo que remoza la new wave en términos industrial son aquí el condimento perfecto y continuado de una catarsis robótica. En su hiperbolación de unos valores industriales consiguen el más dificil todavía; suenan absolutamente robóticos cuando es el disco con más voces limpias y uso intensivo de instrumentación clásica de toda su carrera. Pero todo factor humano es aparentemente obliterado en pos de un término de puro caos logicista. Así crean una marisma de instrumentos que van a trompicones es una suerte de progresión algorítmica donde todo encaja siempre de un modo extremadamente perfecto, simulando géneros muy orgánicos en un tono, ahora sí, puramente industrial. Pero en esa lógica se esconde un caos más profundo, un cierto grado de indeterminación. Así entre las notas siempre se escapan toques que huyen de esa progresión geométrica como en un surrealista libre albedrío de unas maquinas que empiecen a actuar no a través de las matemáticas, sino de una cierta razón. Y justo ahí es donde encontramos que es lo que hace a este Absolute Polysics el mejor y más humano disco del grupo; despojados de su condición humana son robots que, lentamente, han ido adquiriendo por si mismos la condición misma de entes pensantes y, con ello, la humanidad misma.
En este ecléctico viaje de eterno retorno los robots antes conocidos como Polysics se transforman en lo que desde un origen ya eran, humanos. Sólo consiguen esto a través de la inclusión de la indeterminación, del caos, del pensamiento desordenado e ilógico que es precisamente la base de toda razón humana. Así consiguen firmar su disco más fascinante, complejo y redondo de su carrera, un auténtico rara avis que será auténticamente dificil de superar en un futuro. La condición humana no está en la esencia, sino en la indeterminación de la existencia.
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