Las colaboraciones continúan y en esta ocasión tenemos a Rak Zombie, quizás conozcan más de Ghouls & Cupcakes, hablándonos de su especialidad: el cine de terror. Adéntrense en los terrores hogareños de una familia de clase media tailandesa de su mano.
Posiblemente una de las cosas que todo el mundo desea y por la que lucha sea el pertenecer a un lugar creado como nuestro, el cual pueda permanecer unido. En la sociedad en que vivimos muchas personas creen que eso solo se puede llegar a conseguir teniendo una propiedad y si es colosal mucho mejor. Al menos eso es lo que piensa el personaje principal de Ladda Land, película tailandesa de terror dirigida por Sopon Sukdapisit aka Sophon Sakdapisit.
Una familia tailandesa cualquiera se muda de su residencia de Bangkok a un barrio de Chiang Mai, Ladda Land. Thee, el padre, ha conseguido un buen trabajo y debido a que las viviendas son mucho más asequibles allí, decide que es un buen momento para poder vivir en una mansión, como todos querríamos. ¿O quizás no?
Thee hace todo lo que tiene en sus manos para que la nueva casa pueda ser llamada hogar por su mujer y sus dos hijos ya que ellos no están conformes con el cambio tan repentino en sus vidas. Sin embargo aunque con reticencias sobre todo de su hija mayor parece que los días comienzan a pasar de un modo apacible e incluso agradable, aunque esta felicidad no durará mucho.
El asesinato de una criada del vecindario, la supuesta casa de los crímenes que deja tras de sí esa muerte y más tarde las continuas sospechas desagradables sobre sus propios vecinos serán unos de los primeros avisos que tendrá la familia para pensar que algo va mal en la zona. Pero todo se derrumbará por completo en el momento en que los fantasmas empiecen a merodear a su alrededor. Todos estos acontecimientos harán que los protagonistas se dividan en los que quieren ver lo que está ocurriendo y los que se esconden del entorno nebuloso comenzando los enfrentamientos, las acusaciones y los verdaderos problemas.Los hechos externos comenzarán a afectar a la unión interna, en este caso entre padres e hijos y entre la propia pareja difuminando la realidad y obligándoles a cometer actos sin saber que pueden ser equivocados desencadenantes de otras contrariedades aún peores.
Cuando se llega a un nuevo lugar es muy probable que el cristal con el que miremos la novedad sea tan opaco que no podamos distinguir nada llevándonos a una ofuscación pero poco a poco ese cristal se vuelve traslucido y aunque nos asalten desconfianzas y continuas equivocaciones acaba siendo tan transparente que solo nos queda aceptarlo, destruirlo o huir de allí rápidamente. El problema viene cuando nos quedamos en la parte traslucida para siempre y no queremos ver lo que de verdad nos está aguardando porque poco a poco la opacidad va vuelve contra nosotros haciendo que todos nuestros cristales se vuelvan sombríos. Entonces quizás sea demasiado tarde para cambiarlos.