Nosotros, como hijos de nuestro tiempo, no podemos obviar que el siglo XXI nació ideológicamente cargado de un hecho clave: un amor absoluto por el pasado. Esta vena retro de nuestro tiempo donde la creación original muere para ser sólo un eterno beber del pasado se diferencia de la pasión por el pasado de otras épocas, como el renacimiento, por su condición de mirar hacia un pasado inmediato y no uno lejano; la memoria del ayer como espíritu inmanente del hoy. Por eso no sorprende que un grupo como French Films en su disco “Imaginary Future” base toda su personalidad en la (inteligente) mezcla de géneros del pasado como forma de crear un sonido del futuro.
Estos fineses de espíritu new wave extremadamente juvenil nos conceden una consecución de ritmos divertidos, ágiles y veraniegos que casan muy bien con ese sutil tono oscuro, melancólico si se prefiere, que va tiñendo todas las composiciones. De éste modo van conjugando sin problema alguno el jugueteo de índole surf de los Beach Boys con el recorrido sonoro más oscuro, maduro y adolescente ‑lo cual no es una contradicción: es un sonido más madurado con la otra cara del espíritu adolescente- de los Joy Division más ortodoxos. La combinación hace del grupo uno más de éste imperecedero revival post-punk en el que ya se ha conseguido todo menos conseguir un ápice de originalidad; para la juventud de hoy el pasado es el nuevo futuro. Es por ello que French Films en éste “Imaginary Future” dan pie a la posibilidad de un futuro donde absolutamente todo es retro: las guitarras de los 50’s, los bajos de los 70’s, las distorsiones de los 90’s y la personalidad un batiburrillo de referencias sin significación profunda. Esta necrofilia musical acaba por desatarse tan complaciente como agusanada cuando, a través de los evidentísimos agujeros que dejan el paso del tiempo y la improcedente manipulación de los cuerpos, se re-aprovechan una y otra vez sus cadáveres sobrexplotados para la prostitución.
Ahora bien, tampoco sería justo afear las apetencias necrófilas cuando, como en éste caso, se hacen desde el respeto más profundo hacia los finados. El pútrido pero interesante trío que se forma entre French Films y sus dos referentes primeros forma un sonido agradable, casi propio, que sintetiza una especie de crossover entre épocas: origina un futuro presente a través del choque entre dos momentos del pasado. De éste modo la memoria se configura como una valedora del futuro desde el mismo momento que parece convertirse en imposible crear nada mínimamente nuevo que no esté supeditado al devenir de la búsqueda del tiempo pasado; no hay nada ‑o tan apenas sí lo hay- en el presente que sea radicalmente nuevo con respecto de su pasado inmediato. Este conformismo cerril producto de la catalogación sistemática de la memoria histórica ‑o, lo que es lo mismo, la memoria de aquellos que triunfaron- sin ninguna clase de espíritu crítico ha permitido una actitud acomodaticia en la cual, para hacer algo nuevo, sólo hay que rescatar algo no demasiado antiguo y darle una patina de actualidad mezclándolo con otro elemento de otra época, presente o pasada, ad nauseam. ¿Por qué si todo tiempo pasado fue mejor la memoria que recordamos siempre es la de los vencedores y jamás la de los vencidos?
Hay que saber mezclar, y darle a lo pasado ese toque nuevo, y estos, lo hacen bien!
Desde luego consiguen darle una consistencia que la mayoría de su grupos de su estilo no pueden ni soñar aunque, en éste caso, ese “toque nuevo” sea la mezcla de dos elementos bien diferenciados y que se supone no casan entre sí. Personalmente les veo futuro a French Films, sobretodo si saben depurar su sonido en el futuro para encontrar esa personalidad propia en ciernes que se les intuye.
Muchas gracias por comentar.