En ocasiones la vida nos pone ante la tesitura de tener que elegir entre todo el espectro de cosas que deseamos: al conseguir una de estas las demás se desvanecerán sin que podamos hacer nada por evitarlo. Lo importante es saber que queremos de verdad para así poder actuar en consonancia, poder hacer lo que debemos hacer. Pero, ¿sabemos realmente todos los datos necesarios para poder elegir lo que queremos? Y es justo esto lo que trata Dr. Horrible’s Sing Along Blog del siempre genial Joss Whedon.
Nuestro protagonista lleva una doble vida, como Billy es un chico encantador que no se atreve a hablar con la chica de sus sueños, Penny, la cual conoció en la lavandería. Por otra parte su alter ego, Dr. Horrible, es un mad doctor con un doctorado en horribilidad y el sueño de entrar en la liga del mal, siempre impedido por su némesis: el imbécil Capitán Hammer. El problema es cuando nuestro adorable doctor se ve en una doble tesitura, Capitán Hammer no sólo le ha robado la posibilidad de entrar a la liga sino también a Penny, ante lo cual sólo le queda matarlo. Aquí nos encontramos en la tesitura final en el que, sin saberlo, tendrá que elegir entre una de sus dos personalidades. Si elige ser Billy tendrá que aceptar el hecho de que no entrará en la liga al no ser capaz de matar a nadie para conseguir el amor de Penny pero si elige ser Dr. Horrible y mata a su rival acabará por ser despreciado por la dulce e ingenua Penny. Ante la dificultad de esta cuestión acabará girando el tercer y último acto, donde la victoria pírrica será inevitable; siempre hay que elegir entre aquellas cosas que deseamos.
Con un argumento simple, manido e incluso un poquito tontorrón, ¿qué es lo que salva esta mini serie e incluso la encumbra hasta la excelencia? Sus excelentes actores. Una vez más Neil Patrick Harris nos demuestra su valía haciendo de Billy/Dr. Horrible en un papel donde nos enseña todas las cartas desde un inicio, su ternura y timidez casi patológica cada vez que está con Penny contrasta brutalmente con la impostada egomanía de su homónimo Dr. Horrible. Ese doble papel, casi como si estuviera haciendo dos personajes totalmente diferentes, hace que la historia pase a un nuevo nivel; nos importa un rábano lo que ocurra en la historia pero sentimos un genuino cariño por lo que ocurra con Billy. Todo se ve reforzado con unos diálogos ágiles y alocados que, con la combinación de los moderados números musicales, dan un conjunto que nos ayuda a empatizar con los personajes. Los personajes, lo que sienten y como lo hacen, son lo que nos importa de verdad entre las tímidas carcajadas que propician.
El mérito de Joss Whedon es el haber sido capaz de hacer una tragicomedia de opereta en tres actos, llevar la necesidad de los aspectos de la teatralidad al concepto puramente televisivo. Lejos de cabriolas de montaje aquí sólo encontramos cabriolas actorales por las cuales los personajes eclipsan de modo absoluto cualquier otro aspecto de la serie. Dr. Horrible’s Sing Along Blog no nos habla de la humorística carrera criminal de un villano en ciernes, nos habla de las dificultades del amor en un mundo donde no tenemos todos los datos para decidir que hacer. El hombre (de las series) moderno se ve infinitamente mediado por la lucha entre el amor y su ser como profesión.