En una relación es vital para su buen funcionamiento la confianza en el otro, ya que cuando se carece de ella las cosas tienden a torcerse. Esto es igual para la siempre dificil relación músico-oyente y es algo que parece que Doping Panda ha olvidado.
En su single, beat addiction, nos regalan un avance de su disco Decadence que nos hace esperar la vuelta a los mejores tiempos del grupo. Una canción con varias capas de percusiones, una guitarra afilada con una buena distorsión y un bajo que acompaña en una interesante histeria en clave jungle. La vuelta a sonidos más caribeños sumada al abrazo hacia el uso de unas flagrantes y excesivas percusiones les acerca a una suerte de D&B en clave indie, hiperbolizado y llevado al extremo de la densidad. Así conforman una pieza abigarrada, densa, donde tras cada capa se esconden otras dos de puro tribalismo electrónico. Cumplen con esto los sueños húmedos de los fans más acérrimos con una canción que consigue dar lo mejor del grupo. El problema es cuando escuchamos beat addiction ya en el disco.
El disco en sí resulta extrañamente calmado, muy pop y poco inspirado, una cosa insulsa que no se ajusta demasiado a lo que uno espera en un disco de Doping Panda. Cuando llegamos a beat addiction esperamos que levante el vuelo en su parte final y, entonces, todo se va a la mierda. Se han perdido algunas percusiones, otras han cambiado hasta ser una especie de breakbeat mal hecho con batería y en general todo está ecualizado fatal, dando predominancia a un contraste de voces que no tiene suficiente juego como para dar la cara. Así se asoman a un jungle mucho más convencional, un sonido típico y manido pero reconocible para el oyente menos avezado. Así Doping Panda pasan por el estudio para cambiar la canción para ofrecernos una versión fácil de su canción. En vez de confiar en la inteligencia y bagaje musical de su oyente rebajan el nivel para llegar a un público más potencialmente analfabeto.
Finalmente el nombre del disco es premonitorio y la decadencia al intentar ajustarse a unos cánones mainstream les alcanza con un impecable mandoblazo en su calidad y confianza hacia sus fans. Esa adicción por el beat, al final, no es tal, ya que prefieren herir la confianza en su música de sus fans que dejar de ganar un puñado de yenes.
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