nazi chic: aboliendo ideologías
La vuelta pasional por parte de la juventud japonesa por la estética nazi es algo tan poco sorpresivo como simpático a priori; toda moda vive del eterno revival. Ahora bien, esto no es tan sencillo como un mero revival ya que el nazi chic conoce de unas muy peculiares connotaciones al no verse motivado por una estética de una subcultura, sino de los fascismos que asolaron Europa al principio del siglo XX. ¿Qué tiene que ver el Japón actual, y el mundo entero en poco tiempo por extensión, con este filonazismo estético resucitado? La respuesta se verá muy fácilmente en Scarlet Ballet de May’n.
La joven May’n aparece en este, su último single, con una estética con claras connotaciones militaristas que recuerdan, sin ninguna clase de dudas, la estética nazi pasada por una feminización del conjunto; el contraste del uniforme, lo puramente masculino, con las formas y radiante carácter infantilizado, lo puramente femenino, crea un nuevo espacio: se pasa del estallido violento hacia la velocidad inocente. Este tránsito se ve caracterizado en como aborda toda la estética paramilitar que va salpicando todo el vídeo. Toda posición y postura, cada movimiento, está ensayado a la perfección para dar un cierto carácter violento, militar, pero siempre se sobrepone el carácter puramente angelical de la cantante; lo horrendo se sublima tras lo bello. Incluso cuando se tiende hacia los movimientos bruscos, secos, propios de una actividad puramente marcial se hacen con la gracilidad propia del ballet; todo movimiento es sutil y femenino. Así prima la precisión de los movimientos, las miradas, sobre esa acotación violenta que se le presupone al carácter fascista de su estética. La violencia se solapa transmutándose en velocidad pura, en los movimientos secos y rápidos, que realza el carácter ctónico del conjunto; la violencia es anulada en un fluir pacífico como el agua.
Cuando los futuristas negaban el carácter de lo femenino dentro del movimiento abrieron la veda para que, ahora, se diera una estetización de los fascismos que anulara su carácter violento. El añadir el componente femenino se consigue abolir la ideología totalitarista negadora tras la estética; en su nueva conformación oblitera aquello que le era contradictorio a priori para sí. Y así, además, asume la forma natural del tiempo: la velocidad extrema y vaporosa como los sensuales movimientos del ballet.