No hay lectura sin interpretación. Sobre «Sir Gawain y el Caballero Verde»
Todo texto es interpretación. Si no se lee un texto, no existe, y si no se interpreta es como si no hubiera sido leído; leer para olvidar, sin reflexionar o deconstruir que contiene tras su construcción, es como comer por ansiedad: quizás sirva como alivio, pero es inútil como acción. Si es que no contraproducente. Renunciar a la interpretación, bien sea por ausencia de fondo o por hacer de todo fondo superficie, nos conduce en dirección única a la fe ciega ante creencias inconsistentes; dogmas de fe, no pensamientos, es lo único que puede extraerse cuando se lee sin interpretar, cuando se vive sin pensar. Toda lectura es interpretación.
En tal sentido, hablar de Sir Gawain y el Caballero Verde es hablar de la relación entre sus dos protagonistas, en tanto base esencial del relato. No tanto por el hecho que salgan en el título, hecho que demuestra su peso evidente dentro del mismo, como porque el juego de fuerzas que ocurre entre ambos define un espacio intermedio rico para la interpretación: sus actos y consecuencias definen el sentido profundo del relato.