Ryū MurakamixDaido Moriyama. Pensando los límites de la noche japonesa
El azul es el color del mar, de la infinitud posible de los acontecimientos, pero también es el color de la desesperación (being blue, estar deprimido); y en cierto modo hay una conexión si pensamos en el mar como la posibilidad de la perdida, de esa infinitud en la cual se está lejos de casa sin mayor contacto que con aquello que hayamos perdido: la posibilidad que acontece en el mar, no se materializa hasta no volver a casa. Lo terrible del mar, como lo terrible de la noche, es que su being blue es tanto la posibilidad de la maravilla como su desesperación inherente. ¿Qué sería entonces el azul casi transparente sino esa desesperación, esa posibilidad de la maravilla, transformándose en la casi imposibilidad de ver que existe aun esa posibilidad? Cuando el azul es casi transparente es porque está tan próximo de no ser nada, de mimetizarse con la forma misma al pasar del color al estado material —del azul al transparente, del color a la cualidad — , que nos resulta difícil apreciar que está ahí el azul. Pero incluso si no lo sabemos, no se desortija de nuestro mundo.
Hablar de Azul casi transparente, de Ryu Murakami, es sinónimo de hablar de todo aquello que Japón lleva intentando décadas sepultar bajo sus conciencias. En la novela, cargada de la auto-ficción propia de aquel que conoce demasiado bien aquello que sus mayores quieren obviar, asistimos al proceso de auto-destrucción de unos jóvenes inconscientes de su estancamiento más allá de sí mismo; están being blue, pero en tanto esa azuleidad es casi transparente, les resulta imposible apreciar su pérdida. Su azul, es una depresión existencial.