Eros vs. €®O$. El amor como defensa contra el virús de la idealización del deseo.
Help Me, Eros!, de Lee Kang-sheng
Cierta clase de espectador espera siempre una tendencia que no está ahí pero quiere verla casi con necesidad para poder justificar sus prejuicios propios que crearon desde el mismo instante que decidieron ponerse ante el artefacto cultural dado del cual sacan unas conclusiones equivocadas. Generalmente esto se produce por una crítica valorativa ‑para bien o para mal, sea fruto del hype o de alguna forma de anti-hype- pero también por una condición geográfica del mismo; por ser de un lugar dado el autor de un artefacto cualquiera cierto público hace una lectura, exigiendo una cierta lectura, que constate los prejuicios que se tienen con respecto de esta. Es por ello que para hablar de Help Me, Eros! lo más importante, al menos para empezar, es desterrar la idea de que es una película que retrata alguna clase de dimensión exclusivamente oriental, que nos enseña exclusivamente un cierto terror taiwanés ‑que, sí, también‑, ya que es un retrato fidedigno de como se dan las relaciones sentimentales en un mundo que ya es globalizádamente capitalista.
Lee Kang-sheng ‑protagonista de El sabor de la sandía, para quien no lo recuerde- no deja espacio a la duda en el retrato melancólico que hace sobre las formas de socialización en la contemporaneidad. La película nos arroja a la cara incesantemente un discurso donde comprobamos como la gente es incapaz de alcanzar unas relaciones sentimentales saludables por lo cual se refugian en una serie de condiciones periféricas del deseo a través de las cuales satisfacer su imposibilidad innata para el amor. Es por ello que la relación que se establece entre los objetos sentimentales en la película son relaciones de sustitución: ante la incapacidad de alcanzar lo que desean (re)dirigen sus flujos deseantes hacia formas periféricas, objetos circundantes cercanos, al auténtico objeto de su deseo.