No hay trascendencia que vaya más allá de la revolución humana
Deus Ex: Human Revolution, de Eidos Montreal
Si una particularidad exclusiva tiene la revolución con respecto de la humanidad, es que lo primero está circunscrito dentro de la segunda: sólo es posible que haya revolución en el ámbito de lo humano, de la consciencia de los eventos. Esto no significa en absoluto que sólo lo que atañe al ser humano pueda ser percibido como revolucionario —lo cual es un absurdo desde el instante que existen las revoluciones astronómicas, las cuales son ajenas al hombre en cierto grado — , sino que sólo en tanto es percibido podemos afirmar que existe. Aunque aquí ya rocemos la famosa concepción ontológica de Berkeley, la cosa es bastante más sustancial; la problemática no sería el hecho de que las cosas sólo existen o cambian si son percibidas, es que sólo a través de la percepción se puede constatar que, de hecho, ha acontecido un cambio. La revolución es el proceso en el cual hay un cambio de un estado (cero) a un estado (uno) que es diferente del anterior, por lo cual ser no es ser percibido, sino que darse en revolución es ser percibido. ¿Cómo suena un árbol cayendo en un bosque si no hay nadie para escucharlo? El descreimiento occidental nos dirá que no importa, porque de hecho el árbol ha caído estemos allí o no; entonces, ¿cómo sabemos que ese árbol no ha estado siempre caído —si prescindimos de los trucos mentales de la inferencia?
Siguiendo esta forma lógica, no sería inútil pensar que la coletilla de Deus Ex: Human Revolution es, de hecho, redundante: toda revolución, en tanto cambio entre estados, es esencialmente humana. Salvo porque no lo es. Human Revolution, ya desde su nombre, nos permite hacer dos posibles interpretaciones al respecto del mismo: la primera, sería el caso de que esa revolución sea la que acontece en los humanos: es la revolución de lo humano; la segunda, sería el caso de que esa revolución sea la que acontece hacia los humanos: es la revolución (percibida) por los humanos. Por supuesto, ninguna de estas lecturas estaría exenta de su cierta verdad.