Teoría de la performatividad. Un acto paradójico de negar la afirmación afirmada por la negación.
Intentar definir que es una performance1, en tanto toda es en sí misma una singularidad con respecto de su propia identidad en sí misma, supone un problema tan profundo como la imposibilidad de pretender que algo que se sostiene siempre bajo la consideración de su propia singularidad pueda ser comprendido como dentro de un todo de alguna clase; si cada performance es un acto único, una forma exclusivista de y para sí misma, ¿cómo podríamos sostener que de hecho hay algo así como una definición de la performance?2. Supongamos tendenciosamente que hay alguna forma oscura de definir que es algo que no puede ser definido, ¿cómo lo haríamos? Cambiando la pregunta al estilo nietzschiano; no preguntes ¿qué es una performance? has de preguntar ¿quién es beneficiado o, al menos, actuado en una performance? Bajo esta consideración podríamos hacer una desiderata especulativa al respecto de que es o debería ser el hecho de quién es el actor-acto/actuado de esta3: en la performance la identidad (un quién) se subordina (una acción del quién, un qué) en favor de una ficción representada (otro qué); la ficción se torna fáctica en su devenir en tanto tal. No somos nosotros, sino que somos la suma de nosotros mismos y nuestra máscara4.
- Una performance o acción artística es una muestra escénica, muchas veces con un importante factor de improvisación, en que la provocación o el asombro, así como el sentido de la estética, juegan un rol principal. -¿acaso nos vale esto?¿Acaso usted puede hacer una distinción evidente y preclara al respecto de la diferencia entre una acción artística y una acción que no lo es? [↩]
- De hecho esa definición, ¿no estaría haciendo una performance en sí misma? Parece obvio que sí, pues una forma particular del lenguaje estaría bailando para conformarse como algo más; algo que no tiene una definición estaría creándose una definición para definirse a sí misma a través de la necesidad de una identidad ajena de sí: paradójico. [↩]
- Supongamos que de hecho es posible actuar o ser actuado dentro de un contexto vital definido, ¿qué diferencia hay de facto entonces entre la vida y el arte? Esto puede parecer una pregunta baladí, una mera cuestión práctica que poco tiene que ver con la realidad, pero piénselo un momento. Imagine que de hecho todas sus acciones son performativas, está realizando un acto que nos dice algo sobre usted y sobre el mundo, ¿no es acaso entonces todo lo que dice o hace tanto parte de sí mismo como una representación de cuanto ocurre en el mundo? Lo es, pero lo es sólo en tanto es un acto que se produce en usted con respecto del mundo.
Ahora bien, ¿qué ocurriría si usted no realizara cierta clase de actos de forma premeditada o no?¿Estos le definen o no? Le definen en tanto son actos que es posible que realizara pero de hecho no los realiza; lo que no actúa es también parte de sus actos, lo que no hace es parte de sí mismo. ¿Y aquello que no puede hacer? Por ejemplo, volar. ¿Es eso constitutivo? Sí en tanto toda (im)posibilidad de la acción es en sí misma el acto performativo que nos define a nosotros mismos. ¿Qué es el objeto agente de un determinado acontecimiento? Su propio acto en práctica. [↩]
- ¿Nos conocen aquellos que sólo conocen aquello que queremos mostrar de nosotros mismos?¿No es acaso aquello que decidimos mostrar a los demás de nosotros algo constitutivo de forma profunda de nosotros mismos en tantos ellos proyectan esa idea de nosotros de vuelta hacia nosotros mismos aun cuando nosotros mismos pudimos proyectarlo como ficción? De ser así, toda identidad es una laberinto incognoscible de saltos ciegos del entendimiento. [↩]