Existe algo inherente en la naturaleza que nos hace pensar siempre en dicotomías. O al menos así debe pensar Yasuhiro Imagawa, dada la revisión que hace del universo de Mazinger Z.
Shin Mazinger Shougeki! Z Hen no es un remake (pues no sigue con fidelidad la obra original), sino un reboot (ya que re-escribe el conflicto entre Mazinger Z y el Dr. Hell. Además de la dicotomía clásica de toda historia, el villano siendo el reverso tenebroso del héroe —además, en el caso de Mazinger, la relación máquina-piloto — , aquí cabe sumar un elemento nuevo: el origen divino de Mazinger. Ahora los robots son dioses primigenios venidos de todos los rincones del universo, encerrados por la implacable ira de Zeus. Aunque con claras referencias al universo lovecraftniano, aquí en vez de seres informes tentaculares, que alguno hay, nos encontramos con bestias hechas de metal. Dios ya no está hecho a imagen y semejanza del hombre, sino que es una máquina en el sentido más literal posible del deus ex machina griego: Zeus es una máquina, Mazinger Z, y sólo el Tártaro, el Dr. Hell, es humano entre las divinidades.