Haemoglobin, de Placebo
El hecho de que la muerte no es en sí un final tanto como un tránsito del estado existencial de los flujos que confluyen en un nodo específico, es un hecho patente: aun después de muerto el organismo, el cuerpo, sigue vivo; existe una permanencia del ser en el mundo a través de los flujos divergentes que atraviesan la condición del cuerpo en el mundo. O, lo que es lo mismo, aun a la muerte del cuerpo físico, de un organismo vivo, aun quedaría tras nosotros las resonancias de un cuerpo sin órganos. Esto es así porque si hemos sabido cultivar las conexiones adecuadas, no nos hemos supeditado a la restricción normativa de los deseos, pues no hay sujeto pero tampoco hay valoración de lo acontecido, sólo experiencia.
Una hipótesis primera sobre la canción acontecería en su comenzar a través de la contundencia, la cual se nos da a través de la hipotética muerte del protagonista de la canción. Esto que se nos presenta rápidamente como un hecho que parece no haber acontecido o, mejor dicho, que aconteció la muerte pero no concluyó en la muerte. Siguiendo la senda, deberíamos entonces interpretar que la letra se nos da como viaje lisérgico; la ergodinámica de fantasía en la que nos sumerge, incluso en su angustia, se nos presenta como un ir ahí. Las guitarras circulares se acompañan bien de unos bajos de tintes post-punk que se rematan con unas baterías secas, frías y metálicas, que, en conjunto, dan ese tono onírico, casi esquizotípico. Sólo de éste modo se nos da la única posibilidad que nos cabría para entender la canción, como ya hemos visto: como experiencia fantasmática de être-là; no hay significación más allá de un intento de acompasar un cierto estado mental con el estado musical, el intento de sintonizar dos formas contrapuestas en un mensaje común. Y, de ser así, encontrarían entonces respuesta en el mismo espacio donde William Burroughs siempre estuvo probando conexiones: en sintetizar el caos informe que asalta la mente del yonki en el instante donde su auto-consciencia se expande líquidamente hacia el infinito.