And the blood drains down like devil’s rain
We’ll bathe tonight
Misfits
El terror no es algo que permanezca constante en la historia pues, aun cuando nos gustaría pensar que algo como el terror permanece inalterable y permanente desde el principio de los tiempos como una herencia sufrida por todo hombre, las condiciones fenoménicas del mismo varían: no tememos igual nosotros que nuestros padres, ya no digamos que la gente de otros siglos. Aun con todo es evidente que existen ciertas condiciones comunes en el terror —el miedo como angustia es siempre el mismo, no varía: el miedo que se funda en el terror a la muerte está siempre presente — , hay ciertas condiciones que se replican en el tiempo. Aunque los fenómenos que nos provocan el terror cambian de forma flagrante a lo largo de la historia, hay algo en éstos que conecta con algo profundo en nuestro interior que provoca que algunas de las cosas que atemorizaban a nuestros antepasados sigan produciéndonos terror a nosotros; las condiciones específicas del fenómeno (del terror) cambian, pero los fenómenos en sí siguen siendo más o menos los mismos. Tememos a la misma cosa, pero con otras formas y por otras razones.
No hay nada en el terror que no sea puramente temporal. Partiendo de esta idea podría entenderse porque hay un cambio radical desde Evil Dead de Sam Raimi y el remake que de ésta ha realizado Fede Alvarez: donde el primero abre un nuevo camino, el segundo (de)construye una nueva posibilidad del camino a través del cual emprender la marcha que inició remotamente su antecesor.