Todas las grandes historias empiezan con una apuesta y la caza de un leprechaunt. No es de extrañar que cuando se le capture se lamente y nos culpe de que ahora los terroristas conseguirán atacar con éxito el mundo de fantasía del que procede. Así es como Kyle, Stan, Kenny y Butters acaban en Imaginolandia.
Por casualidad los chicos de South Park se encuentran con el alcalde de Imaginolandia, el cual les lleva allí para que conozcan su propia imaginación. La catástrofe se avecina y unos terroristas islámicos arrasan con gran parte de la imaginación, haciéndose con el poder en el lugar para atacar Occidente. Mientras Stan y Kyle consiguen huir, Butters se queda atrás teniendo que seguir con vida en Imaginolandia. A la vuelta, en el mundo real, Cartman exige por contrato que Kyle le practique sexo oral al haberse demostrado la existencia de los duendes. Así se inicia este viaje iniciático donde el verdadero héroe de la historia es el eterno secundario Butters. Aquí Butters se convierte en el único capaz de salvar a la imaginación mientras sus amigos Stan y Kyle intentan ayudarle desde la realidad al principio, en Imaginolandia después, a pesar de la oposición basada en el egoísmo y la imbecilidad de Cartman y el gobierno.