La ideología no nos dice nada del absoluto, pero sí de las particularidades de su tiempo
Civilization II: Partida de 10 años, de Lycerius
Una de las cualidades a través de la cual el hombre puede comprender el mundo de forma más efectiva es su constante capacidad para inferir desde lo particular consecuencias universales; si siempre que acerco mi mano a una llama me quemo, no es extraño inferir que el fuego me hace daño. Esto, que es tan útil para la supervivencia ‑pues poco hubieran durado nuestros antepasados sino hubieran inferido cuales eran los peligros y beneficios particulares de todo cuanto les rodeara‑, provoca en nuestro pensamientos que hagamos conexiones espurias entre diferentes cosas. No pocas veces se ha conocido el caso de una persona que a partir de sufrir un acto delictivo de un determinado grupo social ha determinado, de forma indefectible, que todos y cada uno de los miembros de tal colectivo es dado a hacer esa clase de actos: la base del prejuicio es la idea de que todo lo particular es siempre extrapolable a lo universal ‑aun cuando Inmanuel Kant, y por extensión la mayoría de filósofos académicos de hoy, se tirarían de los pelos ante esta idea. Cuando hablamos de lo humano, no hay nada en lo particular que pueda ser remitido de forma necesaria al universal.
Esto se aplica de forma rotunda cuando hablamos del caso de Lycerius, un sujeto que contó en Reddit la historia de su partida de Civilization II que ya se ha alargado hasta ocupar diez años de su vida. En esta partida sólo quedan en pie tres grandes imperios (celtas, vikingos y americanos) oscilando sus modelos políticos entre el comunismo y la teocracia. Estos, además, llevan ya cerca de dos mil años en una guerra perpetua que se salda constantemente con el lanzamiento de una nueva remesa de cabezas nucleares unos contra otros. Es por ello que el mundo es un páramo pantanoso inhóspito, de unos recursos que están casi agotados y con los dos polos habiendo sufrido un deshielo por el aumento radical de temperatura; es la peor de las situaciones posibles. La ONU ha intervenido en varias ocasiones consiguiendo breves y poco efectivas treguas que alguno de los bandos ha aprovechado para destruir de forma inmisericorde a los otros rompiendo el pacto, haciendo así que todo se convierta en un constante juego de tensión donde todo acabará cuando no haya más recursos que esquilmar.