Nadie nace outsider. Aunque sea porque nacemos adscritos a la posibilidad de decidir y no plegados al destino, es imposible decir que hay algo intrínseco en el acto revolucionario. O lo que es lo mismo, resulta absurda la idea de una tipología del revolucionario. Absurdo, que no aceptado. Desde la biología, con sus intereses biopolíticos, se ha buscado de forma sistemática descubrir aquellos marcadores naturales que pueden ayudar a detectar al criminal, como al outsider —al fin y al cabo, ¿cual es la diferencia para el poder? Todo aquel que no se pliega hacia sus intereses, es por definición criminal — , incluso desde antes que el sepa que tiene la posibilidad de serlo. Esa presunción biologicista de la humanidad, que no deja de ser una perspectiva de la escatología cristiana heredada por parte del cientificismo como religión, presupone la inexistencia no tanto de un albedrío como de una cruce de caminos en la historia; incluso si la biología produce tendencias, la última decisión siempre cae sobre las personas, su entorno, su consciencia. Carece de sentido afirmar que todo nos es dado de antemano.
Tratándose de la vida de dos genios, dos outsider, dos hombres devorados en su ambición, hablar de Nada es verdad, todo está permitido es hablar no tanto de las relaciones que se circunscriben entre ellos —cosa que también hace, con cierta gracia, tanto a nivel personal como profesional — , como del caldo de cultivo que permitió no sólo que existieran, sino que sus propuestas exógenas consiguieran calar hasta la superficie. ¿Cual es esa particular sopa primigenia, por primigenia original, donde se producen los inaprensibles efectos del tiempo? Un puñado de nombres propios: Leadbelly y Hassan I Sabbah, como también el Subcomandante Marcos o Servando Rocha; todos tienen una relación problemática, o furibunda, con respecto de lo establecido y lo aúnan en una lucha que se dirige de/desde/hacia/contra el lenguaje: bien sea el lenguaje como virus (William S. Burroughs), como estamento inamovible (Leadbelly, Kurt Cobain) o como realidad maleable (Hassan I Sabbah, Subcomandante Marcos, Servando Rocha). Unos explican a otros, todos se explican entre sí, y establecer una jerarquía de cuales explican qué o a quién resulta, por necesidad, incompleta e inefectiva.