muerto dios se acabó el esclavismo
Cuando Nietzsche hablaba de la muerte de Dios, más que un hecho en sí, estaba cuestionando la necesidad de que eso ocurra; no es tanto una entelequia de la muerte de Dios como una llamada a la necesidad de su muerte. Es por ello que intentar abordar al superhombre como un hecho consumado, como una situación común, es un absurdo: el hombre sigue atrapado en su condición de hombre; esclavo. Ya sea por el terror que produce el que estemos “sólos” en el mundo o la necesidad de escudarse en un sistema ajeno para así no tener que crear uno propio, el hombre confía en entidades supraterrenales para su protección y, especialmente, saber cual debe ser el comportamiento modélico que debe imitar, porque el hombre se define a través de la mímesis de sus metáforas. Por eso All-Star Superman, del bien amado Grant Morrison, es un cómic soberbio y, además, un ensayo de filosofía exquisito.
A través de un ataque suicida por parte de una criatura genéticamente modificada de Lex Luthor nuestro héroe, Superman, se verá expuesto de forma radical a las mismas partículas solares que le dan poder hasta el punto de iniciarse un proceso de muerte celular irreparable. Ante esta tesitura Superman sacará todo lo que tiene de hombre dentro de sí: afrontará las diferentes fases del duelo mientras escribe su testamento y, como no, intenta averiguar cual es el mejor momento para decírselo a sus seres más queridos. En esta saga vemos al Superman más humano, el más doliente, uno que a pesar de todos sus increíbles poderes, ahora más potenciados que nunca, ve llegar su irremediable final. Así se somete de forma absoluta a lo que Está Bien, a edificar todas aquellas acciones morales que ya no podrá hacer cuando de su último paso con tal de dejar el mundo en consonancia con El Bien por el que siempre se movió.