De palabras e imágenes
Adaptar una obra es difícil. Dado que toda historia se narra siempre con las herramientas propias de su medio, la traslación requiere una traducción no sólo de los términos, sino también de las herramientas. Es necesario encontrar el modo con que, al pasar de palabras a imágenes o sonidos o cualquier otra forma abstracta del pensamiento, se comunique la misma idea sin pervertirse. Sin que quepa el malentendido de convertirse en otra cosa.
No sin ironía, el lector español no puede juzgar Chiisakobee como adaptación. O no aquel que no sepa japonés, ya que la novela original de Shūgorō Yamamoto no ha sido traducida. Y así y con todo, es innegable que es un manga delicado y prodigioso. Un perfecto ejercicio de sutilezas.