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Categoría: The Sky Was Pink
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La tragedia es siempre un doble movimiento. Sobre «La oruga» de Edogawa Ranpo

En tanto animales, los seres humanos tenemos en nuestro interior una serie de instintos que hacen de nuestras reacciones algo volátil, confuso e imprevisible, que no siempre podemos controlar de forma razonable. Aunque ese no es el único problema con nuestro subconsciente. También nuestros sentimientos se suelen asociar con aspectos que rara vez podemos dilucidar conscientemente, haciendo que la razón, la capacidad que nos separa del resto de los animales, resulte, en el ámbito personal, algo demasiado difuso en la mayor parte de los aspectos de nuestra vida; aunque capaces de dominar nuestros propios instintos, no del todo irracionales por extensión, nuestro problema es que, en no pocas ocasiones, decidimos dejarnos llevar por nuestro lado animal en vez de dejar que la consciencia haga su trabajo. A veces no queremos escuchar lo que tiene que decir el sentido común sobre nuestros actos. De ahí que el problema sea, en último término, doble: que ni hemos eliminado del todo nuestros instintos ni somos capaces siempre de dominarlos.
A Edogawa Ranpo le gusta jugar en los límites de lo racional, el punto en el que el sinsentido se encuentra con las circunstancias extremas que puede depararnos nuestra existencia. Aunque sinsentido no significa necesariamente animalismo. Ranpo observa los límites de forma sosegada, siempre con un pie en la razón y otro en la sinrazón, para hilar todo desde un acercamiento puramente intelectivo, basado en una narrativa sutil: está tan interesado por presenciar la degradación de un ser humano virtuoso o racional en un monstruo incapaz de cumplir sus deseos sin autoinmolarse, como la escena contraria, haciendo de alguien reducido hasta la pura animalidad un ser más racional que cualquier otro pretendidamente humano.
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Puertas. Un relato de Jesús Játiva

This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.
T. S. EliotSiempre acabo buscando puertas. Me duele el pecho y siento que hay algo que lo aplasta; pienso entonces que mi vida va por un camino del que no estoy seguro pero que no hay vuelta atrás: allí, al fondo, hay un precipicio. Dejo de respirar, me ahogo y tengo que salir de donde esté. La última vez fue en el metro, pero paso por muchas calles, me siento en muchos coches y entro en muchas casas. Me levanto en mitad de la noche, cuando creo oír el mar a medianoche, pero estoy en la cama, y tras abrir un ojo me veo desnudo y sudado. Salgo de casa apenas vestido y tropiezo en la puerta. Camino con el corazón en la boca, la cabeza a punto de estallar bajo la niebla de la madrugada y al pasar unas horas, pensando apenas en andar rápido sin rumbo fijo, me calmo un poco, me siento en un banco al lado de un perro grande de ojos rojos. Me encuentro en un bosque de árboles cuyas copas no alcanzo a ver, a mi lado hay un macuto negro y noto el sofoco de la humedad. En el bosque no hay puertas.
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¿Cuál es el verdadero significado de Halloween?
And I’ve got miles and miles to go,
before the falling of the snow,
and I’ll be leaving soon,
before the rising of the moon,
