Si algo nos dejó Carl Sagan es una pasión por el infinito y el espacio que jamas nadie podrá superar. Además de eso también nos dejo un montón de discursos que, junto a los de otros grandes amantes del espacio, conforman las canciones del fascinante Symphony of Science.
Las bases de una electrónica sencilla y agradable que nos evocan viajes espaciales son cantadas por pedazos de discursos de divulgadores científicos pasados por el vocoder. El resultado son fascinantes canciones donde la belleza de la propia canción se ve amplificada por la genialidad de los propios discursos que se construyen con los fragmentos de los discursos de los oradores. Así consiguen conjugar a la perfección lo musical, muy bien ejecutado, con lo divulgativo, que a golpe de deconstrucción consigue cimentar nuevos discursos tan buenos (o mejores) que los originales.
La fascinación que produce el espacio en el hombre no ha cambiado ni aun ápice en este tiempo. Como pionero Sagan nos ofreció una fascinación y amor infinito por el espacio. Un amor que se ve recompensado y reformulado en la mejor música para mirar tanto hacia arriba como hacia adelante.