Dawn At Vara, de Biosphere
La idea de ser arrojados en el mundo conlleva unas disposiciones metafísicas mucho más profundas de las que, a priori, parecen establecerse. La más radical e importante para lo que aquí nos ocupa es que somos entidades ajenas del mundo aun cuando dependemos radicalmente del mundo; aunque somos entidades trascendentales nuestra presencia es la que configura el mundo en sí. Esta es una visión del mundo que no compartiría en absoluto el techno, como ya vimos con anterioridad a través de Ken Ishii, por su condición nomádica.
Cuando Biosphere aborda este Dawn At Vara lo hace desde una conformación del techno desde una perspectiva puramente ambient: hay un desarrollo pues su circularidad, noción propia del techno, es evolutiva- que conforma un paisaje a través de formas objetuales. De éste modo, como nos demuestran las imágenes que van trufando en comunión la canción, intentan cartografiar de forma exhaustiva el mundo de la montaña y las relaciones que se dan entre él y su superficie. Es por ello que vemos una y otra vez diferentes laderas de la montaña, el cielo y la extensión de llanuras circundantes como entidades que definen la identidad de la propia montaña a través de la relación de sus partes y sus objetos circundantes con respecto de ella misma. O lo que es lo mismo, la montaña define su identidad primordial a través de la relación que establece con la geografía existencial que se circunscribe en, bajo, sobre y alrededor de ella.