Después de un gran triunfo lo más fácil es estancarse y repetir formula para, sin complicarse la vida, intentar volver a repetir éxito. Pero el mérito está en experimentar, dar un gran giro y seguir teniendo la misma personalidad que te auspicio el primer éxito. Y deberíais saber ya que Klaxons lo ha conseguido.
Con el ballardiano nombre de Surfing the Void nos presentan su segundo disco donde, aun respetando ciertos dejes de su primer disco, parecen unos nuevos Klaxons. Mucho más oscuro, más centrados en las guitarras y con un sonido que les emparenta en momentos puntuales con algunas corrientes de metal se desmarcan con fuerza de su anterior trabajo. Lo más llamativo cuando se acaba de escuchar el disco es, sin embargo, su uniformidad. De principio a fin el disco mantiene una clara misma linea en su sonido, sin subidas ni bajadas, siempre se mantiene en un campo común. Esto significa, a su vez, que la existencia de hit’s es prácticamente nula. Lejos de ser algo negativo favorece la escucha del disco como un conjunto solido, ideal, como un muro impenetrable sin piezas maestras donde el sentido solo se adquiere en su escucha completa. Así Klaxons consiguen rescatar con fervor la utilidad del disco como trabajo conceptual complejo donde el conjunto es muchísimo más que la suma de sus elementos.
Por primera vez Klaxons nos exigen abiertamente nuestra atención y dedicación para poder entender y disfrutar de su trabajo. Un estilo más oscuro, duro e incluso un toque aun más ballardiano apunta en dirección al trabajo más férreo y solido del grupo.