En la vida todos cargamos cruces que nosotros mismos nos hemos impuesto y, demasiado a menudo, cadenas que otros nos han colgado. Siempre a la espera de poder descargar esas cruces y de desembarazarnos de las cadenas esperamos pacientes que nos liberen, el momento en que todo pueda ser sin nosotros. Pero no se puede depender de las cadenas para echarse a volar lejos, como declamaría Apparat en su single Arcadia.
El sonido sencillo, mínimo, de Arcadia nos transmite un remanso de paz sólo roto por las ambiciones de la batería, un redoble que intenta escapar continuamente. Jamás encontramos una salida de tono o un estallido de música, siempre es un sobrio camino más allá donde la batería siempre intenta en sus tímidos redobles llegar un paso más allá. El cuervo encerrado, con su pata atada por cadenas de las que no puede deshacerse, vuela contra el mundo perdiendo sus plumas por el camino sin poder escapar jamás. Sólo en su voluntad de escapar, en el poder que anida en su interior, puede acabar por destrozar la cadena que le ata al destino incierto en la ojiplática mirada de El Otro Cuervo. Así la melodía fluctúa como el vuelo de un cuervo, que jamás puede quedarse en un mismo lugar, aunque este mismo lugar sea el mismo cielo. Y es que los tímidos coros celestiales que conforman un añadido de solidez a la base así nos lo confirman, siempre atados en una arcadia paradisíaca de sombras chinas de las cuales pretendemos escapar. Las cadenas de la representación, siempre cargadas de ideología, nos sostienen en el más puro de los mundos posibles haciéndonos pagar el no poder jamás volar libres.
Aunque vivamos en un paraíso desde el mismo momento que es panóptico ‑que implica per se una condenación contra poder volar libres- jamás podremos encontrar la felicidad. Así nuestras cruces están hechas con las mismas cadenas que nos atan los tobillos para que no podamos volar más allá de sus grietas. Sólo nos queda boquear volando lo más fuerte posible ante las grietas, intentando romper nuestro presidio gracias a nuestra voluntad.