Está bastante extendida la visión de que Corea no pasa de ser una productora de comedias románticas y auteurs de la índole más gafapasta imaginable, al igual que parece que China solo es el wuxia, Hollywood las superproducciones de George Lucas y que Inglaterra empieza y acaba con James Bond. De todo esto se ríe el director coreano Ryu Seung-wan en su comedia de aventuras y espionaje Dachimawa Lee.
Dachimawa Lee es un espía del frente de liberación de Corea, el mejor de todos los espías, el único capaz de recuperar el buda dorado donde esta la lista de los espías que buscan financiación en el extranjero para la causa de la independencia coreana. A su paso los ciudadanos le adoran y admiran mientras que aquellos que se enfrentan con el acaban suplicando por su vida. Su belleza deslumbra a todas las féminas y sus compañeras siempre son sus nuevas amantes. Una suerte de estereotipo de James Bond llevado al extremo cuyo papel oscila entre la épica con sorna y el extremo ridículo o ambas a la vez cuando mata a su mejor amigo herido por unos espías rivales al asfixiarlo con sus propias flemas y mocos. Dachimawa Lee es heroico desde su ridiculez.
Desde el principio hasta el final no para de parodiar la perfección de James Bond, los ademanes aventureros de Indiana Jones y las coreografías exageradas del wuxia, todo para acabar en una divertida historia de aventuras que nos deja entre la fascinación y la pura carcajada continuamente. Porque el héroe del siglo XXI no es un aventurero, es un comediante.