1.
La democratización de cualquier faceta de la realidad humana, atendiendo a Spinoza cuando afirmaba que con personas conducidas por las bajas pasiones y no la razón no se puede pensar en utopías, es un potencial desastre de proporciones épicas. Y es que dirigir sutilmente la mirada de los ignorantes, cuando se tienen los medios adecuados, es algo tan sencillo que acaba por tornarse trágico. Por ello, todo lo que tiene Internet de revolucionario y mágico lo tiene, potencialmente, de desastroso. Los ejemplos más transparentes siempre se dan en el pop a través del hype.
2.
Justin Bieber es un joven canadiense de madre católica con una gran pasión por el canto, tanto como para que su madre acabara por subir vides suyos cantando canciones famosas a la siempre infinitamente popular youtube, dando la casualidad que acabarían en el ordenador de Scooter Braun, un ejecutivo de marketing de una discográfica. La pía madre de Bieber afirmaría que es sin duda una obra de Dios al cual rezó incansablemente para que una buena discográfica de valores cristianos se fijaran en su cándido primogénito. Y Dios, en forma de ejecutivo, escuchó sus oraciones, en forma de insistentes emails y llamadas de teléfono. Aquí como comienza la Biebexplotation.