Etiqueta: Halloween

  • Minuto terro-publicitario. O por qué acudir a la llamada de un amigo cuando te necesita

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    Dentro de po­co lle­ga­rá Halloween y, co­mo ya sa­ben, en el blog lo es­ta­mos ce­le­bran­do co­mo si de he­cho el mun­do se aca­ba­ra ese día. Y co­mo es un día de te­rror, don­de las áni­mas deam­bu­lan li­bre­men­te, el blog abre sus puer­tas ese día y só­lo ese día pa­ra que cual­quie­ra pue­da ha­cer su apor­ta­ción; les que­re­mos a us­te­des es­cri­bien­do en The Sky Was Pink pa­ra Halloween.

    ¿Escribir lo que quie­ran? No, eso nun­ca, por­que es­te Halloween es es­pe­cial: ha­ce 10 años Rob Zombie y Sheri Moon Zombie se ca­sa­ron, pe­ro ha­ce 5 años que Rob Zombie es­treno su re­ma­ke de Halloween: ce­le­bré­mos­lo a par­tir de esa ló­gi­ca. ¿Qué les pro­pon­go? Hagan un re­ma­ke de cua­les­quie­ra de las pe­lí­cu­las o can­cio­nes de Zombie. ¿Qué sig­ni­fi­ca es­to? Que quie­ro que ha­gan una se­rie de re­la­tos, crí­ti­cas, es­cri­tos de teo­ría fic­ción o cual­quier co­sa que se los ocu­rra que no ex­ce­da las 400 pa­la­bras por tex­to, que es­té cir­cuns­cri­to den­tro del uni­ver­so Rob Zombie; va­le to­do, siem­pre y cuan­do en­tre den­tro de lo que po­dría con­si­de­rar­se una am­pli­fi­ca­ción de al­gu­na cla­se del par­ti­cu­lar uni­ver­so Zombie. ¿La his­to­ria de co­mo se co­no­cie­ron los pa­triar­cas de la fa­mi­lia Firefly? Pueden ha­cer­lo. ¿Un aná­li­sis fo­ren­se de Michael Myers? Deseando es­ta­mos de leer­lo. ¿Una lec­tu­ra cripto-especulativa so­bre el ca­ba­llo blan­co co­mo sim­bo­lis­mo jun­giano? Está us­ted lo­co, pe­ro no se­ré yo quien le im­pi­da ha­cer­lo. ¿Una es­pe­cu­la­ción de The Lords of Salem a tra­vés de la can­ción The Lords of Salem? Oh, cla­ro que sí.

    Si quie­ren par­ti­ci­par es­cri­ban us­te­des un tex­to que se ajus­te a los cá­no­nes an­tes des­cri­tos, que no su­pere las 400 pa­la­bras (o, si las su­pera, den­me una bue­na ra­zón pa­ra que lo acep­te) y ade­más lle­gue, co­mo tar­de, el día 31 de Octubre a las 11:59 de la aun ne­bu­lo­sa ma­ña­na a mi di­rec­ción de email: mr.mortem(arroba)gmail(punto)com. Con to­do lo que lle­gue mon­ta­ré un pe­que­ño li­bro que se po­drá des­car­gar gra­tui­ta­men­te el mis­mo día de Halloween, pa­ra que así pue­dan leer an­tes, du­ran­te y des­pués del obli­ga­do vi­sio­na­do noc­turno del ci­clo Zombie que de­be­rían ha­cer. Porque si no lo ha­cen, por­que si no aman de ver­dad Halloween, ¿por qué leen és­te blog?

  • Y al final: el terror

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    Un año más se ha aca­ba­do el fan­tás­ti­co es­pe­cial de Halloween que ha­ce­mos en es­ta san­ta ca­sa jus­to an­tes de que nos va­ya­mos a ce­le­brar es­ta mag­ni­fi­ca no­che co­mo se me­re­ce: en la vi­da real. Espero que sal­gan con sus es­pí­ri­tus fa­vo­ri­tos a ha­cer tru­co y tra­to a los vi­vos, ade­más de ha­ber dis­fru­ta­do al otro la­do de la pan­ta­lla ca­si tan­to co­mo yo lo he he­cho pre­pa­ran­do to­do es­to. Porque es im­po­si­ble que ha­yan dis­fru­ta­do tan­to. Y so­bre­to­do un agra­de­ci­mien­to es­pe­cial pa­ra to­das las per­so­nas que han co­la­bo­ra­do con sus tex­tos pa­ra es­te es­pe­cial pues, chi­cos, el au­tén­ti­co es­pí­ri­tu de es­te blog es vuestro.

    ¿Y ya creían que se me olvidaba?¡No! Aquí les de­jo la an­to­lo­gía de re­la­tos de te­rror que he­mos pre­pa­ra­do pa­ra ce­le­brar Halloween de una for­ma es­pe­cial: Hall-o-Wicked. ¡Y fe­liz Halloween!

    Halloween Índice.

    El trán­si­to ha­cia el se­xo na­ce en el te­rror de la fan­ta­sía (Videoclip: Fantasy de DyE)
    Esquema men­tal Suomenlinna/The Wicker Man. El te­rror co­mo pa­ra­le­lis­mo de lo di­ver­gen­te.(Esquema mental/dibujo
    John Dies @ The End (Literatura: co­la­bo­ra­ción de San Vito ha­blan­do de John Dies at the End de David Wong.
    El te­rror es el nuevo-antiguo fac­tum del mun­do (Música: El sue­ño de ver­nos caer de Down To Agony)
    Tomie: pe­da­zos de una ob­se­sión (Manga: co­la­bo­ra­ción de Peter Hostile ha­blan­do de Tomie de Junji Ito.
    No pa­res nun­ca, de­trás de ti es­tá… (Literatura: Half-Minute Horror, una an­to­lo­gía de terror)
    Deus si­ve na­tu­ra; ho­mi­ni si­ve strâ­men­tum (Cine: The Wicker Man de Robin Hardy)
    El pai­sa­je má­gi­ko dan­za an­te nues­tras al­mas va­cías (Cine de ani­ma­ción: co­la­bo­ra­ción de Henrique Lage ha­blan­do de Midori de Hiroshi Harada en edi­ción crí­ti­ca propia.)
    Aceptar la pa­sión en el mun­do es al­can­zar el or­den en el caos (Manga: Litche Hikari Club de Usamaru Furuya)
    Umberto – The prophecy of the black wi­dow (Música: co­la­bo­ra­ción de Manel Mourning ha­blan­do de The prophecy of the black wi­dow de Umberto)
    Pavimentamos el ho­gar con nues­tros fan­tas­mas (Serie: American Horror Story de Ryan Murphy)
    El cam­bio es el mo­tor de los te­mo­res (Música: Even Weight de Enduser)
    El cris­tal de la com­pla­cen­cia os anu­la­rá (Cine: co­la­bo­ra­ción de Rak Zombie ha­blan­do de Ladda Land de Sopon Sukdapisit)
    Entre la vi­da y la muer­te es­tá Halloween (Serie de ani­ma­ción: Best Little Horror House in Langley Falls de American Dad!)
    ¿Terror? no en mi pa­sión (Videojuegos: co­la­bo­ra­ción de Jim Thin ha­blan­do so­bre por qué no quie­re ha­blar de vi­deo­jue­gos de terror)
    Yo fui un vam­pi­ro ado­les­cen­te ena­mo­ra­do, Vampirella (Cómic: co­la­bo­ra­ción de Ontopop y Lola Fett ha­blan­do de la Vampirella de James Robinson)
    Biografíando el abis­mo con­se­gui­rás un auto-retrado (Literatura: H.P. Lovecraft. Contra el mun­do, con­tra la vi­da de Michel Houellebecq)
    Hall-o-Wicked 9000. The nabo’s re­turn. (Webcomic: co­la­bo­ra­ción de Mikelodigas con una se­rie de ti­ras so­bre Halloween)

  • Hall-o-Wicked 9000. The nabo’s return.

    Y con la clá­si­ca co­la­bo­ra­ción de Mikel Alvarez alias Mikelodigas, au­tor del web­co­mic 103 pro­teí­nas, aca­ba­mos es­te es­pe­cial de la me­jor ma­ne­ra po­si­ble: rien­do. Por eso ya só­lo que­da dar las gra­cias a to­dos los co­la­bo­ra­do­res y, por su­pues­to, los lec­to­res. Gracias a to­dos. Con us­te­des, ¡Mikelodigas!

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  • entre la vida y la muerte está Halloween

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    Aunque en Europa hay cier­to re­ce­lo ha­cia la ce­le­bra­ción de Halloween en tan­to fes­ti­vi­dad im­por­ta­da no les ocu­rre lo mis­mo a los ame­ri­ca­nos con res­pec­to de ella: la vi­ven con la pa­sión en­fer­mi­za del que se sa­be mor­tal y de­be vi­vir ca­da día con la muer­te. Por ello qui­zás en Europa con su Historia y su ten­den­cia ha­cia la mi­ra­da con­des­cen­dien­te ha­cia el oes­te con­si­de­ra que ce­le­brar la no­che de las muer­tes con ale­gría y jol­go­rio, anu­lar de plano la se­pa­ra­ción en­tre la vi­da y la muer­te pa­ra tras­cen­der la idea de la muer­te, es una fal­ta de res­pe­to ha­cia la in­te­gri­dad de nues­tros muer­tos. Como si aca­so hu­bie­ra dig­ni­dad al­gu­na en la muer­te. Por eso no de­be­ría ex­tra­ñar­nos que una se­rie co­mo American Dad!, auto-paródico re­tra­to de un cos­tum­bris­mo ame­ri­cano hi­per­bo­li­za­do, ha­ga un es­pe­cial de Halloween tan bien tru­fa­do de pu­ra al­ga­ra­bía, lu­cha y es­tu­pi­dez co­mo es Best Little Horror House in Langley Falls.

    El siem­pre ultra-americano ‑con to­do lo que ello im­pli­ca: con­ser­va­dor so­cial pe­ro li­be­ral eco­nó­mi­co; pro­tec­tor de las fies­tas pe­ro con­de­na­dor de la fies­ta; y to­da cla­se de pa­ra­do­jas des­ce­re­bra­das que conlleva- Stan, co­mo to­dos los Halloween, ha­ce de su ca­sa la más te­rro­rí­fi­ca del ba­rrio pa­ra ser el rey de la fies­ta de los muer­tos. O así era has­ta la lle­ga­da de su nue­vo ve­cino, Buckle, que con su ex­pe­rien­cia tra­ba­jan­do en los efec­tos es­pe­cia­les de Disney con­si­gue de­jar com­ple­ta­men­te en ri­dícu­lo lo te­rro­rí­fi­co de la ca­sa de Stan. La so­lu­ción pa­ra com­pe­tir con­tra és­te se­rá lle­var una se­rie de pe­li­gro­sos ase­si­nos en se­rie con los que tru­far la ca­sa de un pe­li­gro y te­rror real al es­tar an­te una se­rie de mons­truo­sas en­ti­da­des que fue­ron ca­pa­ces de las ma­yo­res atro­ci­da­des inima­gi­na­bles. El pro­ble­ma es que po­co im­por­ta lo que hi­cie­ras sino lo que ha­ces, y na­die da mie­do en Halloween por lo que hi­zo sino por lo que ha­ce; en tan­to acep­ta­mos la di­fu­mi­na­ción de lo vi­vo y de lo muer­to, de lo real y lo que hay más allá, el tiem­po, la Historia, se de­tie­ne pa­ra de­ve­nir ex­clu­si­va­men­te en el per­pe­tuo ahora.

    Y si­guien­do la ló­gi­ca an­te­rior Roger sol­ta­rá a los ase­si­nos que ates­ta­rán la ca­sa per­si­guien­do a cuan­tas per­so­nas ha­ya en ella in­ten­tan­do ex­ter­mi­nar­las por to­dos los me­dios ge­ne­ran­do, así, la fies­ta de­fi­ni­ti­va de Halloween. El mie­do se tor­na una reali­dad que se to­ma co­mo fic­ción, pues es in­dis­tin­gui­ble un ase­sino real de una per­so­na dis­fra­za­da que in­ten­ta in­su­flar­te de te­rror el co­ra­zón. Es por ello que en Halloween el pro­pó­si­to no es tan­to el te­rror en sí co­mo ha­cer que la dis­tin­ción sus­tan­cial en­tre nor­ma­li­dad y te­rror, en­tre la vi­da y la muer­te, se di­fu­mi­ne co­mo un mis­mo es­pa­cio co­mún; el pro­pó­si­to de Halloween es ha­cer que vi­vos y muer­tos, lo co­mún y lo ex­tra­or­di­na­rio, se in­ter­cam­bien los pa­pe­les con­ti­nua­men­te pa­ra dis­tor­sio­nar la se­pa­ra­ción cul­tu­ral en­tre am­bos. Y es así co­mo el ame­ri­cano más ame­ri­cano de to­dos, el en­clí­ti­co Stan, con­si­gue la fies­ta de Halloween de­fi­ni­ti­va: ha­cien­do que la po­si­bi­li­dad de que te ma­ten sea real pe­ro con la sen­sa­ción siem­pre pre­sen­te de que ja­más te pa­sa­rá na­da. Esa es la di­fe­ren­cia sus­tan­cial en­tre Europa y Estados Unidos: don­de no­so­tros ve­ne­ra­mos a nues­tros muer­tos ha­cien­do una ra­di­cal se­pa­ra­ción en­tre no­so­tros, ellos acep­tan con jol­go­rio que ca­mi­nen, al me­nos un día al año, a nues­tro lado.

  • Hall-o-Wicked. Tu relato se ha comido mi miedo.

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    Para des­car­gar la an­to­lo­gía clic­ken tal en Hall-o-Wicked.

    Toda es­cri­tu­ra ca­re­ce de sen­ti­do en tan­to no se di­ri­ge ha­cia un pú­bli­co ob­je­ti­vo que pue­da vis­lum­brar el men­sa­je úni­co que va di­ri­gi­do es­pe­cí­fi­ca­men­te ha­cia él; la ver­da­de­ra di­men­sión del ar­te na­ce en su en­cuen­tro con el pú­bli­co. Esto no nie­ga la no­ción del ar­te por el ar­te, el ar­te que se ha­ce pa­ra uno mis­mo sin pre­ten­sión de al­can­zar na­da más allá del mi­cro­cos­mos, sino que es un efec­to con­tin­gen­te de que to­da obra de ar­te es­té si­tua­da en el mun­do. Por ello de­be­ría­mos con­si­de­rar que, en úl­ti­mo tér­mino, to­da obra de ar­te sea só­lo con res­pec­to del es­pec­ta­dor que, en un ca­so ex­tre­mo, po­dría ser el crea­dor mis­mo ese es­pec­ta­dor ena­je­na­do de la obra en sí. Esa es la ra­zón por la que es­te blog no ten­dría sen­ti­do sin lec­to­res, sin los que es­tán al otro la­do de la pan­ta­lla pe­rió­di­ca­men­te, ha­cien­do que ten­ga sen­ti­do se­guir ca­da día al pie del ca­ñón. Por eso, an­te la in­mi­nen­cia del clá­si­co es­pe­cial de Halloween de to­dos los años, es­toy pre­pa­ran­do ya in­fi­ni­dad de con­te­ni­dos pa­ra inun­dar­les del es­pí­ri­tu os­cu­ro, te­rri­ble y jo­co­so de nues­tra fes­ti­vi­dad fa­vo­ri­ta con al­gu­nas co­la­bo­ra­cio­nes de lu­jo. Pero, ade­más, es­te año ten­go una pro­pues­ta abier­ta pa­ra to­dos los lec­to­res: par­ti­ci­par por un día en el blog. ¿Como? Escribiendo un mi­cro­re­la­to de te­rror con un má­xi­mo de 333 pa­la­bras (¿o aca­so po­dría ser otra ci­fra que la mi­tad del 666 en una épo­ca de cri­sis don­de de­be­mos eco­no­mi­zar?) que me en­via­réis has­ta el día 30 de Octubre a las 23:59 al email mr.mortem arro­ba gmail.com.

    No hay lí­mi­tes de mí­ni­mo de pa­la­bras, no hay lí­mi­tes es­ti­lís­ti­cos, ni si­quie­ra tie­nen que ser gran­des re­la­tos que re­vo­lu­cio­na­rán la li­te­ra­tu­ra de te­rror; es­ta pro­pues­ta se fun­da­men­ta en pa­sar­lo lo me­jor po­si­ble y con­se­guir re­co­pi­lar una bue­na can­ti­dad de re­la­tos pa­ra ame­ni­zar y di­na­mi­zar la siem­pre apa­sio­nan­te no­che de Halloween. Y ade­más to­dos los que en­viéis a tiem­po los re­la­tos po­dréis ver en un fla­man­te PDF en una pre­cio­sa an­to­lo­gía de to­dos los re­la­tos con por­ta­da de Mikelodigas y, si re­co­pi­la­mos los su­fi­cien­tes, ha­re­mos una ver­sión fí­si­ca de im­pre­sión ba­jo de­man­da. ¿Qué ocu­rre si ya co­la­bo­ras con otra co­sa pa­ra el blog? No pa­sa na­da, ¡to­do el mun­do pue­de par­ti­ci­par! ¿Y sí mi re­la­to es ma­lo cual pa­ta­da en la bo­ca de mi abue­lo oc­to­ge­na­rio? Entonces se­rá un buen cam­po de prác­ti­cas és­te, pe­ro no le ase­gu­ra­mos que los ghouls no se bur­len de su pro­sa po­dri­da. ¿Y si yo ha­go có­mics o poesía?¡Usted tam­bién pue­de par­ti­ci­par! Entonces ten­drá que de­jar­nos, apro­xi­ma­da­men­te, una pa­gi­na A5 de có­mic o un má­xi­mo de 33 ver­sos. ¿Ven qué sen­ci­llo? Espero que dis­fru­ten el es­pe­cial de Halloween, que em­pie­za el mar­tes, tan­to co­mo yo dis­fru­ta­ré es­cri­bién­do­lo y con el más pro­fun­do de­seo de que par­ti­ci­pen los más po­si­bles. Porque no hay es­cri­tu­ra que val­ga sin los lec­to­res que la sostengan.