Todo ser humano esta por definición encerrado. Ya sea encerrado en su carne, encerrado en su genero, encerrado en su ciudad o, como en esta Haze de Shinya Tsukamoto, encerrado en sus deseos.
Un hombre despierta encerrado y herido en un lugar oscuro donde apenas puede moverse gateando. Buscando una salida finalmente encuentra a una mujer en su misma situación con la cual, encontraran una hipotética salida. Así aunque todo se nos presenta como real nunca sabemos que es lo que de verdad ocurre y que no es más que los deseos de nuestro anónimo protagonista. Ellos, encerrados en sus deseos, ven proyectado su sufrimiento interior, sus sentimientos, a través de ese laberinto del dolor. Con una única salida que les lleva al horror y la aceptación de lo que son y de lo que sienten podrán emprender una nueva vida feliz, tal y como habían deseado.
Nuestra realidad es la proyección de nuestros deseos, de los flujos que nos condicionan a ser como somos. La negación de estos nos lleva al aterrador sufrimiento por el que tendremos que transitar para alcanzar la aceptación de los mismos. Del dolor a la felicidad a través de una actitud deseante.