El problema de la ficción dramática como representación de la realidad es que se toma demasiado en serio como para jamás alcanzar un mínimo grado de verosimilitud. Es imposible creerse absolutamente nada de lo que hay delante nuestro cuando todo es exactamente lo que, teóricamente, los espectadores quieren ver. Ahora bien, si ya en los doramas este dramatismo es absoluto, en los animes de los cuales beben alcanza extremos absolutamente absurdos; de ahí la necesidad de una serie como Hanamaru Kindergarten de Gainax.
La serie comienza, como es habitual, cuando una jovencita conoce al hombre de sus sueños cuando este se para a ayudarla o lo sería si ella, Anzu, no fuera una niña de tres años y él, Tsuchida, sea su futuro profesor en la guardería Hanamaru. Con un comienzo esperpéntico todo acaba de definirse cuando Hanamaru conoce a una de las profesoras, la bella Yamamoto, de la cual se enamorará irremediablemente. Con este trío amoroso ya tenemos servido para una temporada de doce capítulos de malentendidos, pasiones refrenadas y humor, muchísimo humor. Siempre alrededor de lo que ocurre en Hanamaru se da una especial importancia a los niños, sean estos secundarios o no, concediéndonos siempre una perspectiva doble: la infantil y la adulta. Pero si algo destaca en la serie es la encantadora enciclopedia obsesa del cosplay de nombre Hiiragi, una adorable niña con los momentos más ingeniosos la serie. Aun con todo es una serie coral donde se siguen al pie de la letra los códigos más básicos de un dorama… hasta cierto punto.