1.
El japonés es un ente atroz, dividido en una existencia contradictoria que necesita aunar ferreamente la tradición con la vanguardia más desestructurada. Es imposible discernir los límites que se forman entre la vida cotidiana, el arte y el zen sin destruir los mismos nudos que los unen. En algún momento de 1985 se filma y emite un documental sobre Ryuichi Sakamoto llamado Tokyo Melody.
2.
De una formación clásica Sakamoto se junta con el folkie Haruomi Hosono y el vanguardista Yukihiro Takahashi, en conjunto crean la hipérbole cyberpunk llamada Yellow Magic Orchestra. Su música synthpop se acerca con un vitalismo siniestro a la cara más oscura que aun estaría por germinar en Europa, adelantándose por varios años tanto a la new wave como al industrial. Antes de que los edificios nuevos se derrumbaran YMO definieron el caos de la entidad posmoderna: la fusión del hombre y la maquina en una entidad indisoluble a través de la música. Su fin en el cenit del género y de la teoría marcan el punto y seguido del individuo humanista, brutalmente asesinado y violado en una cuneta de la M‑30. El individuo transhumanista se declara culpable y la posmodernidad se queda perpleja repitiendo teorías que han de nacer muertas.