Lo más laborioso de todo cuanto debe hacer cada persona o cosa en su existencia es forjarse una personalidad propia, única e intransferible mediante la añadidura de capas a su base. Algunos nunca consiguen terminar de definirse ni en los sentidos más básicos, siendo apenas un esbozo de lo que podrían serlo. Y justo eso le pasaba al screamo hasta la llegada de The Underdark de Funeral Diner.
El screamo siempre ha sido una sucesión de lineas de instrumentación básica donde apenas si algunos riffs de guitarra y la contundencia de la batería se podían discernir como propias más allá de los gritos. Por supuesto, aun con estas limitaciones, en los 90’s se conocieron unos cuantos buenos grupos que dieron caché al género. Pero lo que marca la diferencia de cualquier grupo a partir de Saetia y Funeral Diner es la capacidad de estos segundos para innovar y metamorfosearse en cada canción. No importa que añadan elementos psychodelicos, que algunas canciones duren casi 10 minutos o que las melodías, en ocasiones, rocen en exceso lo melódico; es puro screamo. Y no lo es por los chirriantes alaridos de Seth Babb, que también, sino por la definición de un sonido que es absolutamente característico del grupo. Así rescatan mucho del black metal más melódico como base añadiéndole los pocos rasgos distintivos del género, además de su disposición para la experimentación, para forjarse una personalidad propia. Todo esto viene arropado de una fuerte oscuridad heredada que le confiere también un buen gancho que, sumado a un tecnicismo nada gratuito, nos da unas atmósferas que pueden envidiar muchísimos grupos del extremo. Sin duda alguna Funeral Diner deberían enorgullecerse de tener el que quizás sea el mejor disco de su género y de los mejores que ha visto el hardcore en muchísimos años.
Al final, del seno de la oscuridad abismal, surge la ensangrentada zarpa del primer ser nacido de la violencia emocional. Con sus alaridos bien sincronizados con una instrumentación arrolladora y bebiendo de las mejores fuentes para construirse viene a deleitarnos con su presencia musical. En la oscuridad encontrareis una oportunidad.