Los chicos solitarios hacen canciones tristes en las cuales se lamen las heridas condescendientes consigo mismos. Unos abogan por la absoluta sobriedad para desnudar los corazones de quienes los escuchan mientras otros acuden a lo grandilocuente para abandonarse en una catarsis en la cual ser algo más que un yo. La excepción llega cuando esa grandilocuencia es una introspección delicada e intima que se sucede con la más absoluta de las dulzuras. Y este es el campo donde se ha decidido jugar Micah P. Hinson And The Pioneer Saboteurs.
El country de fuertes aires folk se encuentra de frente con unas orquestaciones imposibles que dan forma y estimulan los sentimientos oscuros que surgen de un viaje por una carretera infinita. Los violines y las guitarras distorsionadas se pierden entrelazadas entre un mar de luces en el retrovisor que jamás acabará hasta que lleguemos al final. Todo se disfraza de bajos instintos, de las pasiones desaforadas, entre el alcohol consumido entre todos los clubs que van salpicando la autopista como el vómito de un camionero ebrio. Pero evita en todo momento el amor impostado de las putas de carretera que intentarán camelarle con falsas promesas de un amor reseco; aquí hay algo más profundo, quizás sincero, que el mero viaje hacia la destrucción. Quizás te dejes robar el corazón por una joven asiática salida de otro tiempo o puede que entones una alegre melodía por el alcohol volviendo a tu pasado mientras cantas a dios. Pero no hay posibilidad de dar marcha atrás, de irnos por donde hemos venido, ya que este viaje es solo de ida para descubrir que es lo que hicimos mal (o quizás que no hicimos mal) en aquel crítico momento. No osaremos comparaciones, este viaje es la introspección de un hombre que solo rinde cuentas a si mismo.
Respira fuerte, ¿hueles eso? Es gasolina, goma quemada y alcohol. Y el amor perdido y encontrado. Es la pasión que nos desborda en este gran relato en un mundo donde los relatos fueron condenados como proscritos. Bebe otro trago, enciende otro cigarrillo y sigue conduciendo, aun quedan muchos kilometros por delante. Y mucha historia por narrar.