…die asche eines lebens, de Wigrid
Quizás una de las peculiaridades más dificiles de abordar al respecto de la música, pero quizás de forma particular en el black metal por la distorsión comunicativa que ha sufrido su mensaje, es el acontecimiento mismo que se oculta detrás de su propia representación: no hay nada en la música que no nos remita constantemente hacia un algo que está más allá del sentido mismo; la música, necesariamente, es la expresión fáctica de un discurso articulado a través de su forma misma. ¿Qué significa esto? Que aun cuando la letra puede ser una interesante determinación al respecto de la significación profunda de la música, aun cuando precisamente peca de ser la más obvia, sólo cuando esta significación se plasma en el sentido mismo que se dota a través de la forma en sí de una canción dada esta nos está transmitiendo por sí misma un mensaje propio. A partir de aquí cabría entender que la importancia capital del discurso está mediado per sé no por el elemento discursivo-lingüístico ‑aunque, como siempre recalco, sí tiene un efecto por sí mismo sobre el conjunto- sino por la estructura lingüística propia del sonido que se asume como ropajes de estilo de la canción misma.
A partir de esta lectura podríamos entender que Wigrid, proyecto de black metal de tintes más atmosféricos del germano Ulfhedni, es una suerte de ejercicio que sólo nos es mediado en su comprensión a través del significado construído a través de la atmósfera música que el impone ‑en primer lugar porque no entendemos alemán y es dificil seguir los gritos guturales que emite, pero también porque la música construye el paisaje en sí mismo. En ese sentido sería un digno heredero de Burzum, el otro gran grupo que construyó toda la significación propia del black metal a través de la evocación oscura ambiental; el interés que nos suscita éste trabajo es por su capacidad de construir un discurso evocativo propio no con palabras, sino con el sonido mismo. No necesitamos saber que el disco es un viaje conceptual hacia los abismos oscuros del mundo, porque de hecho esa es la impresión exacta que nos imprime la escucha del disco. No hay discurso que nos indique que tenemos que buscar, es la evocación misma la que se nos impone como una realidad presente a través de su mostrarse como un paisaje nítido de lo insinuado (musicalmente) en nuestra mente.