Viajar en el tiempo es problemático por definición, no solo por la paradoja que supone sino debido a que todo cambio está ya predestinado de antemano. De este modo poco margen de maniobra nos da el viajar al pasado más allá que conseguir que se cumpla lo que debe ser el presente. A menos que seas tan imbécil como Pafman.
Cuando el profesor Fuyú se trae a si mismo desde el futuro una maquina del tiempo para que no tenga que esperar se lleva a Pafman, Pafcat y la sobrina del primero, Tina, a diferentes puntos del pasado. A su vuelta resulta que el Enmascarado Negro viajó al pasado y entregó la formula de la bomba nuclear a los nazis, viviendo ahora en el Tercer Reich. Aquí se inicia un clásico tour por toda Europa en la que se enfrentan contra los ejércitos nazis intentando evitar la desgracia atómica. Con los estereotipos por bandera se enfrentarán a una torturadora nazi y su esbirro hombre lobo mientras agreden sin piedad, por vez primera, al Fuyú del pasado que trabajaba para los nazis. Así todo va avanzando a trompicones, con humor grueso y dejando la lógica de un lado, osease, siendo como debe ser un cómic de Pafman. Y aunque no respete siquiera las leyes de los viajes en el tiempo, mezclando los cambios del pasado que afectan al futuro con los que no, el resultado no podría ser más auténtico.
Una vez más la imbecilidad es fuente de problemas y de soluciones de las más absurdas e incoherentes tramas del panorama internacional. Solo un superheroe más imbécil que un perro borracho será capaz de salvarnos del tercer reich. Al humor desde la imbecilidad sin pretensiones.