Después del affaire Agustín Fernández Mallo donde su «El hacedor (de Borges), Remake» fuera retirado de las estanterías vía demanda por la viuda del autor remakeado, hubo algunas propuestas con respecto de hacer algo contra éste atropello. La más valiente e interesante, que no por ello extremadamente obvia, era hacer una serie de remakes donde, de forma totalmente popular, se añadieran la mayor cantidad posible de éstos para articular un artefacto como método de protesta. Ya que la cosa devino finalmente en una selección de elegidos donde al principio había una propuesta original —hecho que, al menos aquí, no abordaremos en lo poco acertado de su forma de abordar — , finalmente decido publicar aquí mi humilde aportación para que no se pierda entre los bits de discos duros varios. Con ustedes, el remake (mío) del remake (de Mallo) del remake (de Borges) de un fragmento de «La Divina Comedia» de Dante Alighieri.
Paradiso, XXXI, 108
La cara, en tanto reflejo en perpetuo cambio y degradación de la inmanencia humana, es un registro de las etapas del hombre: la metáfora de la condición fluctuante del ser. Antes de tener un nombre, o un pensamiento que transmitir, todo hombre posee primero un rostro que evoca el diminuto fulgor existencial precedente de sí mismo. Nadie comienza su vida como playa de arena virgen donde hacer de sus pasos un traer al mundo su condición de lugar pues, todo el que nace, incluso el universo, ya acontece atravesado por los rasgos contextuales de su tiempo anterior. No hay nada en el mundo que no les recuerde que todo cuanto existe ya estaba allí antes que ellos.