Los límites de los géneros son como los límites de la lógica, lo divertido es jugar y pervertir esos límites hasta alcanzar el zenit donde se han estirado hasta casi romperlos en mil pedazos. A esto juega Junko Mizuno con su manga Pure Trance.
En un mundo posterior a la 3ª Guerra Mundial la gente se alimenta exclusivamente de píldoras llamadas pure trance las cuales producen un grave problema de hyperorexia. Así que Keiko Yamazaki, la directora del hospital donde transcurre gran parte del manga, sea adicta a las manzanas líquidas que le producen alucinaciones no es extraño. Las enfermeras a su cargo, todas debidamente vestidas con ropa fetichista, se ven continuamente maltratadas o, incluso, asesinadas ante el mínimo error que cometan. Ante esta orgía de dolor y muerte una enfermera, Kaori Suzuki, decide huir con un grupo de niñas hasta el mundo inferior, un lugar al cual está prohibido bajar y donde la vida salvaje sigue en pie.