En los 80’s Japón vivió un feliz momento álgido de una economía muy boyante, lo cual propicio una tendencia al exceso que, aun hoy, se mantiene en cierta medida. Todo esto era un caldo de cultivo propicio para que, emulando el éxito de Ziggy Stardust en Occidente, apareciera otro músico de rock & roll intergaláctico que nos hiciera mover el esqueleto al ritmo de su celérica música. Pero no hubo que esperar más allá del año 85 del siglo pasado para encontrarlo: Jaguar había llegado a nuestro planeta.
Prefectura de Chiba, Japón, un extraño alienígena venido del planeta Jaguar de aspecto marcadamente glam aterriza en el lugar y, sin vacilar un solo momento, se aproxima a la sede de la televisión local con unos cuantos yenes y unas extrañas cintas de vídeo caseras. Así nace su propio programa JAGUAR HELLO!, un espacio de 5 minutos semanales donde proyectar sus vídeos musicales. Claro que el no era un alienígena malvado y asumió una forma humana en la que presentarse en la tierra para así propagar su mensaje de paz y amor a través de su programa. Su estilo y pasión, saltando de un género a otro sin problemas siempre dentro de la más estricta de las estéticas más horteras, le llevo a aparecer también en las televisiones de las prefecturas vecinas de Saitama y Kanagawa. Pero todo lo bueno desaparece y en 1993, en plena depresión económica del país debido a los excesos económicos que han vivido durante más de 10 años, desaparece de la parrilla televisiva. Así los japoneses no solo se ven sumergidos en una de las más fuerte y crueles depresiones económicas de la historia, sino que pierden a su héroe de segunda fila, amado como si se tratara de un kami por sus fans, que les ayudaba a seguir adelante.