Los futuros o presentes distópicos son algo tan común en el manga que resulta aburrido ver la enésima iteración que nos ofrece otro mangaka random. Ahora, si añadimos que estamos ante un hard boiled frenético con tintes de distopía la cosa cambia. Esto nos ofrece Shirow Miwa en su fantástico Dogs.
Cuatro capítulos con sus respectivos protagonistas e historias que se entrelazan solo tangencialmente. El comienzo con Mihai Mihaeroff enfrentándose a una fría, larga y esperada venganza que acaba como solo acaban las venganzas, con dolor. Sigue por el adicto a la nicotina Heine Rammsteiner y sus problemas como fotógrafo freelance que descubre el secreto del jefe mafioso local. Naoto Fuyumine y su entrenamiento como espadachina para buscar su venganza. Y Badou Nails, el extraño hombre geneticamente alterado que estaba en el lugar y el momento equivocados. Un grupo heterogéneo que cumplen todos los estereotipos del genero y los llevan un pequeño paso mas allá. Un juego de mascaras y relaciones que, lejos de acabarse en sus ligeras y breves tramas iniciales, dan pie a conocer más de sus vidas e historias. Esto sumado a un dibujo bastante resultón, un uso de los tiroteos muy bien llevados y una perfecto ajuste de algunos pulsos narrativos del manga al hard boiled hacen a Dogs una experiencia breve, pero intensa.
En un mundo donde el blanco y el negro se difuminan en una escala de grises es dificil saber donde poner el limite. Una bala en la cabeza no resuelve nada cuando las almas no son negras.