La esencia humana o al menos aquello que nos hace humanos es tan frágil como la máscara por la cual sostenemos ante los demás nuestra identidad. En la era de Internet esa identidad se camufla a través de las IP’s y los avatares que ejercen de nuestras mascaradas técnicas y sociales cara al basto mundo. ¿Qué ocurriría si para extender más allá esa identidad alternativa pudiéramos ser absolutamente otro? Entonces estaríamos ante Gamer de Neveldine & Taylor.
En principio el hombre era sólo un ente físico, el Demiurgo creo a los humanos a su imagen y semejanza para que le sirvieran con pasión en un mundo vaciado de significado. Un día, aquel que porta la luz según los luciferinos, aquel que repta sobre su vientre según los cristianos, los condenó y liberó a ver el mundo como representación; Lucifer concedió la razón y la esencia al hombre. El ángel caído que rompe con las reglas de un creador egoísta que esclaviza por un hipotético bien de sus súbditos es, precisamente, un relato tan religioso como político. Pero a la luz de la tumba de Dios el Demiurgo es aquel capaz de adquirir suficiente control político como para dominar a los hombres bajo el cielo, es Ken Castle, el creador de la red social Society y el videojuego Slayers.