El como funciona la mente, el como entre esa tela de enmarañada información en bruto las cosas toman un orden, es uno de los temas más complejos e intrigantes para el ser humano durante toda su historia. Quizás por ello sería interesante abordarlo desde el punto de vista del teórico práctico de la nueva carne, del iconoclasta existencial, David Cronenberg a través de su película Spider.
La película nos pone en la piel del perturbador Spider cuando es dado de alta en el psiquiátrico pero, debido a su imposibilidad para llevar una vida normal, será trasladado a una residencia. A partir de entonces descubriremos que Spider es esquizofrénico y durante toda la película van alternándose la realidad presente con las imágenes evocadas por el protagonista de los días de su infancia. Así, a lo largo de la película, Cronenberg nos va desmadejando con una soltura única como nuestro peculiar compañero de viaje ha llegado hasta semejante situación.