La incógnita OVNI: Metafísica de la ruptura (Online), de Pablo Vergel
Toda relación del hombre con el mundo se sitúa siempre en un nivel inherente de reciprocidad mutua: yo afecto al mundo en la misma medida que el mundo me afecta a mi. A partir de esta supuesta obviedad podríamos edificar algunas peculiaridades específicas al respecto del hombre, como que su deseo se circunscribe siempre como un intento de aprehender de forma fáctica el mundo que le rodea —lo cual no significa en ningún caso que estemos hablando de la comprensión de toda realidad en su conjunto, idea megalomaniaca imposible, sino el mundo como todo aquello que es producto de la existencia pero que no soy yo: siempre deseo conocer todo aquello que me afecta directamente — , pero también con respecto del mundo, como que su valor no es un hecho objetivo, sino que varía con respecto de una consideración subjetiva —aunque para mi el amor pueda ser un hecho de importancia capital, no tiene porque ser así para el resto de la gente y, en cualquier caso, no hay una medida de la importancia objetiva del amor ajena al hombre.
Sólo si partimos desde esta perspectiva podemos entender por qué un libro que trata sobre ufología puede tener alguna clase de interés para nosotros, en tanto es un tema que a la mayoría nos toca con la distancia lógica de no haber sufrido un interés radical por algo que se basa en la más pura de las especulaciones en tanto debería poder ser explicado por la ciencia. Y de hecho lo explica. Según la ecuación de Drake del radioastrónomo Frank Drake podemos hacer un cálculo aproximativo de la cantidad de civilizaciones que existen dentro de una galaxia a través de la medición de emisiones de radio detectables; si existen alienígenas cumplirán al menos una serie de leyes esenciales (tendrán un habitat similar al humano, emitirán hondas similares, no es aplicable o también ha sucedido la hipótesis de la Tierra especial, etc) que nos permitiría si no conocer de facto su existencia, para lo cual necesitaríamos un avistamiento, sí teorizar que, de hecho, es posible que existan y haya una comunicación con ellos. Pero incluso si respetamos que el contacto es imposible, según el científico y divulgador japo-americano Michio Kaku nuestras leyes de la física podrían llegar a ser violables a largo plazo, permitiendo así desplazamientos que concebimos como imposibles, aludiendo a la posibilidad de que haya visitantes entre nosotros. La ciencia demuestra que, de hecho, puede o podría haber alienígenas comunicándose con nosotros.