The Porn Critic, de Jonathan Lethem
Los espacios donde cada persona habitan son el retrato donde se define el interior de sí mismo. Si echamos un vistazo al cuarto de un joven promedio, más aun si es el de un personaje de Jonathan Lethem, podremos encontrar una serie de patrones que definan su personalidad de modo tan notorio como la impresión que causa la habitación en sí misma; ese joven promedio, sea de Lethem o no, es indistinto de su habitación en tanto esta se posiciona como sancta sanctorum de lo más profundo de su ser. Pero no sólo la habitación, en tanto espacio físico, se nos determina como espejo del ser, sino que también toda forma artística o cultural, en tanto espacio mental y sentimental, también se nos abren como reflejos del espíritu interior de uno mismo. Todo cuantos nos define en nuestro fuero interno como lo que somos se exterioriza a través de nuestras predilecciones conformadas en objetos de orden físico-sentimental.
El caso de este relato de Lethem es una exploración minuciosa del espíritu para sí de un joven que es, se siente y es visto como un entrañable pero miserable perdedor. Kromer, el protagonista del relato, es un joven estudiante de posgrado en literatura que consigue unos exiguos ingresos trabajando en un sex shop y, especialmente, haciendo una revista con todas las novedades de catálogo que van entrando en la tienda realizando críticas de estas para el disfrute de sus consumidores. Esto produce que su casa sea más una especie de templo sagrado al onanismo que una casa al uso, lo cual llega hasta el extremo de tener que desear que Renee prescindiría de cualquier mirada a las cintas de VHS apiladas en el depósito de porcelana cuando esta va al baño. Es por ello que su casa no se define bajo los cánones de sus gustos, pues no siente particular predilección por el porno, situándose así como un prisionero de su propio trabajo; aun cuando la vida de Kromer va más allá del porno ‑o, al menos, así le gustaría creer a él que es- toda su vida se define a través de ese apilamiento ad infinitum de pornografía en formatos de vídeo obsoletos. Como él, como su vida, como su fracaso de empatizar ante una mujer esquiva, la bella Renee, que insiste en no ver la pasión que siente por ella.