No por tener una capa eres Superman (y II)
La capa, de Joe Hill
No tienes ni idea de que hay en mi cabeza podría ser la frase que podría suscribir cualquier artista cuando cuestionan cuanto de auto-biográfico hay en su última obra. El problema de todo lo que representamos a través de lo real está atado a la interpretación de los demás, no exclusivamente a aquello que pensamos. Yo puedo tener una perspectiva muy clara al respecto de ciertos motivos particulares de un acontecimiento dado pero eso no significa que, cuando se lo comunique a los demás o, en un caso aun peor, que yo estuviera en lo cierto: la interpretación de los acontecimientos del mundo siempre está sesgada por la traducción de esos términos y por la incompletud de información que nos llegan al respecto de estos. El segundo de los casos es obvio, nadie conoce absolutamente todos los patrones posibles que puedan erigirse al respecto de un hecho dado, pero el segundo es más difuso; cuando se hace una interpretación al respecto de lo real, por ejemplo Eric de La capa acusando a su familia de destruirle la vida premeditadamente por arrebatarle la capa con la que se rompió todos los huesos, la visión vendrá determinada tanto por lo que se quiere creer que ocurre como por lo que realmente ocurre.
Ahora bien, esto es algo que se puede aplicar dentro de la cognoscibilidad común del hombre con respecto de su medio ambiente, también podríamos afirmar que ocurre exactamente lo mismo cuando hablamos de como funciona el hombre cuando aborda su propio pensamiento. Cuando a Joe Hill le proponen hacer un cómic de su relato corto La capa tenía dos posibilidades o bien hacer una traducción lo más fiel posible o bien hacer una nueva iteración a partir de la historia de la original más cercana al contexto del nuevo medio al que se dirige, él elige un punto medio que va más allá: hace una traducción fiel que reconstruye el relato a través de los medios expresivos nuevos del medio al que se dirige creando una iteración nueva al respecto del original. La capa el cómic puede leerse de forma independiente de su relato homónimo, pero sólo con la lectura al respecto de éste se comprende la profundidad del movimiento de Hill.