La tierra tenebrosa es la posibilidad del terror en otro mundo posible
Esta entrada apareció originalmente el 25 de Octubre de 2011 en la revista de crítica musical ngo siendo corregida especialmente para la ocasión.
The Tunnels, de Terra Tenebrosa
La oscuridad como elemento protagonista de las artes y no como elemento meramente secundario que ayudaría a reforzar otras ideas particulares es un invento relativamente moderno que no se daría, al menos de forma constante, hasta bien entrado el siglo XIX; con la llegada de grandes maestros de la oscuridad y del mal, se fue tornando como algo cada vez más natural el hecho mismo de narrar todo aquello que resulta oscuro y pútrido del mundo. Aunque el siglo XIX fue el epitome de lo sucio, lo oscuro y lo siniestro hay que admitirle al siglo XX la génesis de una predominancia de lo oscuro dentro de un entorno hasta ahora virgen: la música; desde el black metal hasta el dark ambient pasando por todas las clases de metal extremo imaginables o los ritmos electrónicos que se han ido tornando hacia una oscuridad cada vez más densa y profunda, buscando quizás aquello que la modernidad prometió pero sin embargo fracasó en dar a la humanidad misma. A éste respecto podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que la tradición de lo siniestro, lo que nos arroga ante el puro terror que supone lo desconocido que se oculta tras las sombras de la noche, es algo consustancial a las artes contemporáneas. En ese sentido podríamos referir The Tunnels de Terra Tenebrosa como el altar mayor de nuestro tiempo donde se erige la más siniestras de las oscuridades que ha conocido el hombre
Terra Tenebrosa nacerán en Suecia de las cenizas carbonizadas del grupo de post-hardcore Breach los cuales ya nos concederían un disco de culto para todos aquellos amantes de la oscuridad pegajosa: Kollapse. Esto, que generalmente nos resultaría absolutamente indiferente, nos interesa en tanto ya podemos suscribir algunas tendencias, aunque de forma aun bastante tibia, que veríamos en esta obra posterior suya; la adoración casi alucinada por el dark ambient, una fuerte tendencia hacia el noise y una absoluta pasión por las afiladas guitarras que rozan obsesivamente con el black metal. Todo esto no es más que la hoja que ruta que, a posteriori, tomarían Terra Tenebrosa para crear un disco que podría ser denominado como el primer gran altar para la venida de los primigenios del siglo XXI.