Fantasía sin realidad. Sobre «El quimérico inquilino» de Roland Topor
Los límites de lo real son inescrutables. Vivimos entre lo imaginario, la posibilidad de lo real que aún no se ha materializado como un acontecimiento fáctico, y la fantasía, aquello que se ha manifestado como real sólo en un mundo posible que no es el nuestro, lo cual produce en nosotros una constante disociación con respecto de lo real; nuestras expectativas y deseos no se determinan sólo por lo que sabemos, por lo que nos cabe esperar, sino también por lo que sabemos que sería posible tener, por lo que nos cabría esperar si nuestro mundo fuera otro. Ahí nace el terror. Cuando nuestras expectativas chocan contra la realidad, cuando ni siquiera lo real se sostiene como la posibilidad prometida —porque ha devenido otra cosa distinta por intervención ajena a nuestro deseo, porque resulta ser otro mundo posible del que creíamos habitar en un principio — , dejemos de ser capaces de percibir lo que nos rodea como real en tanto carece de base conocida, en tanto todo lo que creíamos sólido no era más que una ficción. Ahí nace el terror en tanto es el momento en que la muerte cobra un sentido mucho mayor que la vida.
Resulta conveniente acudir a un surrealista para explicar el porqué de las disonancias entre las expectativas (lo imaginario), los acontecimientos (lo real) y lo imposible en nuestro mundo aunque posible en algún otro (la fantasía) en tanto el único compromiso del movimiento no fue con lo real, sino con todo lo posible en el interior del hombre. O lo que es lo mismo, con la fantasía. Sólo en la mente humana se da la posibilidad de la existencia del mundo, sea el nuestro o cualquier otro mundo posible dado a través del arte o la cultura. Si además hablamos de Roland Topor, satirista cruel antes que surrealista, las premisas de lo real se diluyen al llevar hasta el límite la convicción de que el mundo es el lugar creado a partir de la canibalización de los deseos y expectativas de aquellos otros, seguramente nosotros, que no se ajustan al orden establecido de ese mismo mundo.