Pascal (Brutal) I. Sobre «Artículo XXV. Pensamientos diversos: LXIV» de «Pensamientos»
La teología es una ciencia, pero al mismo tiempo ¡cuántas ciencias contiene! Un hombre es una unidad, pero si se le examina anatómicamente será la cabeza, el corazón, el estómago, las venas, cada vena, cada parte de vena, la sangre, cada humor de la sangre.
Una ciudad, un campo, de lejos es una ciudad y un campo; pero a medida que nos acercamos son casas, árboles, tejas, hojas, hierbas, hormigas, patas de hormiga, hasta el infinito. Todo eso estaba dentro del nombre de campo.
Blaise Pascal
Para hablar de Blaise Pascal acudiremos, de entrada, al rico refranero español: «que los árboles no te impidan ver el bosque». Lo que pretende afirmar el refrán es bastante evidente, que uno no debe obcecarse en los detalles obviando, en el proceso, lo que oculta la imagen general; en sentido contrario, la propuesta de Pascal va desde lo general hasta lo particular: para poder ver el árbol primero debemos conocer el bosque, porque primero lo vemos desde lejos y sólo podemos verlo como totalidad, y al acercarnos lo vemos en sus particulares, apreciando entonces lo más cercano: los árboles. Hasta aquí, nada que no sea evidente para cualquiera con memoria y percepción espacial. El problema llega cuando debemos pensarlo a través de la idea de perspectiva. Para ver el bosque debemos alejarnos y obviar el detalle del árbol, del mismo que el árbol nos impide ver el bosque porque no existe distancia real suficiente para apreciarlo en su totalidad; no existe, por tanto, posibilidad de que nuestra vista quede bloqueada por los elementos constituyentes: es un problema de perspectiva personal.