El cientificismo os llevará a la aniquilación, hijos de la noche
Ultimate Fantastic Four: Zona N, de Warren Ellis, Mark Carey y Mark Millar
Aunque sea algo que le incomode tremendamente a los científicos, hay ciertas cosas que la ciencia jamás podrá explicar aunque pretenda poder hacer ponderaciones de las mismas. Estas cuestiones, que son básicamente de índole cultural pero que podríamos denominar en un sencillo más batailleano como el sinsentido o la noche, no tienen un sentido ulterior por sí mismo como para que sea posible su análisis en términos científicos; en tanto creaciones humanas y contingentes, no naturales y por tanto tampoco necesarias, el análisis científico se nos presenta como una boutade: el intento de pensar el sinsentido desde el sentido mismo (con el doloroso fracaso que ello conlleva). Debido a su condición estas no pueden ser analizadas por ser cuestiones abstractas que no se corresponden con valores reales en sí, ajenos a la cultura misma en tanto son objetos de lo natural. Por ello, aunque podamos hacer una calibración de los instintos en los que se basan, jamás podremos sistematizar matemáticamente los afectos humanos ‑aunque esto haga sufrir a Kant como una pesada losa que resta sentido a su teoría, de lo cual no podemos si no alegrarnos- pues son, esencialmente, realidades culturales-de la noche ajenas a las realidades naturales-científicas.
En éste sentido los personajes que mas juego han dado al respecto en la cultura pop han sido siempre Los Cuatro Fantásticos, pues estos siempre han articulado su actividad discursiva a través de una perfecta síntesis de las problemas del sentido (los problemas de la ciencia ficción) y el sinsentido (los problemas emocionales de ser una familia y un gruñón monstruo de piedra naranja), y lo hacen aun en mayor medida en el excelente Ultimate Fantastic Four: Zona N. Harán esto a través de una serie de historias secuenciales, con diferentes guionistas y dibujantes, que desentrañan algunas historias peculiares con respecto del uso de la ciencia que, en paralelo, nos cuentan unas interesantes historias culturales. Como es común en la ciencia ficción, el futuro ‑aun cuando, como en este caso, sea un horizonte cultural futuro y no necesariamente un futuro temporal stricto sensu- no es más que una hipérbole de la realidad presente del hombre. Y será bajo esta premisa Ellis, Carey y Millar aprovechan todas sus capacidades para presentarnos unas historias ya no científicos, si no demasiado humanas.