Souvenirs d’un autre monde, de Alcest
No existe en el mundo una realidad uniforme que satisfaga toda necesidad de orden absoluto pretendida por el hombre, sino que incluso en éste debiéramos siempre considerar que existen infinitos mundos para ser explorados dentro del mismo. Uno puede encaminar su paso en cualquier dirección, y si camina lo suficiente en una deriva subterránea sin mayor sentido que su propio proceso de pérdida, descubrirá que lo que el pensaba que era el paisaje natural del mundo no es más que uno de los paisajes posibles dentro de éste ‑pues no hay nada que no esté firmemente anclado dentro de la fuerza de la costumbre: en tanto es lo que vemos normalmente, lo cosificamos como realidad absoluta en tanto inmediata. Es por ello que no deberías extrañarnos que, una vez embarcados en éste devenir desconocido, podamos encontrar cosas que nos resulten familiares en un contexto completamente ajeno; si yo viajara lo suficiente podría reconocer árboles iguales que los que yo conozco en mi tierra que están, sin embargo, en un paisaje completamente diferente del mío. Quizás esto pueda parecer una obviedad estúpida, sin ningún sentido o valor ulterior, pero pensar eso sería un error.
Cuando nosotros nos dirigimos a otro paisaje no suponemos que ese es algo ajeno a nuestro propio mundo sólo porque sea diferente, pues es necesario algo más que una reconfiguración nueva de los elementos que constituyen nuestro mundo para que sea otro mundo; si cambiamos la disposición de los elementos de nuestro mundo no estamos transformando el mundo, estamos cambiando el paisaje. Esto que pueda parecer obvio en términos mundanos, es algo que en la cultura en general y en la música en particular jamás es contemplado. Es por ello que constituimos los géneros como todos inamovibles a través de los cuales sólo se puede transitar como un paso entre diferentes mundos pero, además, reduciéndolos a meras convenciones paisajísticas: el uso que se hace de los géneros musicales como clasificación es equívoco por su condición de reduccionismo del mundo al paisaje. Así podríamos entrar en el caso del black metal donde se suele interpretar que Alcest no hace black metal porque, de hecho, se acerca peligrosamente hacia sonidos que no suenan como el black metal, que para el profano están más cerca del shoegaze. Y esto es, precisamente, confundir el paisaje con el mundo.