En lo que se dice y en lo que se calla se encuentra lo poético
…And They Have Escaped The Weight Of Darkness, de Ólafur Arnalds
Nuestra cultura se basa en un intercambio constante entre lenguajes que, a priori, se son ajenos entre sí, pero que comunican ciertas verdades que, por ser universales, pueden transmitirse más allá de la aparente incomprensión primera que pueda darse entre ellos. Es por eso que no nos resulta problemático ver como existe un trasvase de recursos entre las diferentes formas del arte, como nos resulta natural asumir palabras de otros idiomas para representar aquellas realidades con las cuales nosotros no hemos de haber lidiado hasta el momento. He ahí que el interés que pueda suscitarnos el arrojar una tímida mirada hacia el otro, hacia el vecino, hacia el desconocido, se fundamenta en esa decisión particular de poder ver si podemos apropiarnos de algún elemento que nos es aún ajeno; no es un caso de depredación, sino de comensalismo: al conseguir un elemento particular que hasta el momento nos era extraño, enriquecemos nuestra visión del mundo sin perjudicar la de aquel de quien hemos tomado prestado ese elemento. Sin comensalismo, no habría cultura.
Quizás por eso en algún punto de Islandia hay un peculiar agujero atravesado por un túnel que nos dirige por las ctónicas entrañas del mundo; todo oscuridad, humedad, pasados insondables. Pero si atravesamos el túnel en su totalidad, logro ya de por sí notorio, y escalamos la abrupta pared con la que nos encontramos allí, al salir, nos veremos en mitad del parque de Yoyogi en Tokyo: el viaje nos habrá llevado desde puntos distantes, sin conexión alguna conocida, ahora unidas por una sinuosa linea de sombras. Sólo así, y no por las peculiaridades compartidas de las islas, se podría entender el como en ambos lugares se han abrazo unas tradiciones neo-clásicas con tantos paralelismos comunes.