Cada vez que se intenta pensar
la posibilidad del «¿qué es…?»,
lo que se hace en ese momento
sólo se presta hasta un cierto punto
a la cuestión «¿qué es?»
¿Qué es la deconstrucción?, de Jacques Derrida
Es imposible definir algunos conceptos desde sí mismos. Si intentamos hacer entender lo que implica el mal necesitamos por fuerza hacer referencia al bien, adentrándonos en una lógica binaria autorecursiva en la cual toda explicación viene dada por pautas ético-morales que, ya sean heredados o desarrollados a través de la reflexión, se sostienen sobre patrones culturales que van variando con el tiempo. No existe el mal absoluto, por más que pueda existir el mal radical. ¿Significa eso que el mal es sólo una quimera cultural y, por extensión, no existe en tanto tal? No exactamente. Significa que toda moral parte de un patrón ideológico a través del cual se juzgan aspectos determinados como buenos o malos, pudiendo hacer que ese juicio de valor sí pueda ser evaluado en términos objetivos. Ya que las ideas abstractas no pueden ser definidas, es necesario deconstruir el orden cultural que atribuye esas cualidades a las cosas. O lo que es lo mismo, el eje bien-mal es relativo, pero existen aspectos culturales que son mejores que otros si partimos del hecho de que todas las personas nacemos iguales.
A pesar de su dilatada carrera como director, Takashi Miike sólo ha escrito tres de los guiones que ha acabado dirigiendo. Y de esos tres, sólo uno de ellos ha sido escrito exclusivamente de su mano. Este guión, Lesson of the Evil, tiene la importancia de mostrarnos hasta donde es capaz de llegar Miike como creador total, hacia donde se dirige cuando sus obsesiones particulares florecen desde el momento mismo de la (re)escritura, no sólo de la elección del proyecto. Por eso, dada la temática de la película, el mal, es necesario hacer una minuciosa deconstrucción del simbolismo que se desarrolla en la misma.